El supremo conductor de La Cámpora. El hijo presidencial irrumpe en la escena política, calzándose los borceguíes del cruzado kirchnerista, que banca el proyecto de Cristina junto a una legión de desinteresados jóvenes militantes que se incorporaron a la militancia activa por amor (a la billetera). La operación de inteligencia política consiste en presentarlo a Máximo como el Jefe de los Pibes, el respaldo genuino y auténtico con que cuenta la Presidenta (no los rufianes oportunistas del PeJota). Es tiempo de darle una mística concreta, corporal, a la organización de militantes rentados. Demostrar que son multitudes, la Juventud. Entonces Máximo maximiza la trascendencia de La Cámpora más allá de 2015, la presenta como un sector militante que no se agota en el poder transitorio que su madre le ha dado.
@nib@l 2015
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