Milagro Sala rompe con Cristina Fernández: ¿arderá Jujuy?
La dirigente jujeña estuvo varios días en Buenos Aires esperando ser recibida en la Casa de Gobierno. Nadie le atendió el teléfono y regresó a sus pagos desenfundando amenazas contra el gobierno. ¿Se acabó su romance con Cristina?
Cualquier persona sin antecedentes judiciales que pretenda tener un arma de fuego para intentar defenderse en casos de inseguridad extrema, tiene que hacer las mil y una en el RENAR (Registro Nacional de Armas) y así igual es muy difícil que consiga tener una autorización de tenencia (sólo puede usarla en su vivienda, no puede salir con ella a la vía pública). Y la cédula de portación (que le permite andar con ella en cualquier sitio), es casi imposible salvo que tenga “contactos” especiales que la gestionen, previo pago de una suma considerable, y en negro, nunca oficial.
Cualquier persona sin antecedentes judiciales que pretenda tener un arma de fuego para intentar defenderse en casos de inseguridad extrema, tiene que hacer las mil y una en el RENAR (Registro Nacional de Armas) y así igual es muy difícil que consiga tener una autorización de tenencia (sólo puede usarla en su vivienda, no puede salir con ella a la vía pública). Y la cédula de portación (que le permite andar con ella en cualquier sitio), es casi imposible salvo que tenga “contactos” especiales que la gestionen, previo pago de una suma considerable, y en negro, nunca oficial.
Milagro Sala tenía registrada ella sola en el RENAR unas 300 armas de guerra hasta hace un par de años atrás, y como el registro no es público aún, es posible que haya siguiendo acrecentando el arsenal con que cuenta su organización “Túpac Amaru”.
Pero eso lo consiguió en tiempos que su relación con el kirchnerismo era de un romance que ya pareció diluirse en el tiempo.
La primera semana de junio, la jujeña vino a Buenos Aires como otras tantas veces, pero imprevistamente nadie del gobierno le atendió las llamadas.
Descargó su ira con amenazas fuertes a Oscar Parrilli, secretario de la Presidencia de la Nación, pero aparte su primer interlocutor cuando arribaba a la ciudad. No sabemos en qué tono le debe haber respondido Parrilli para que la jefa de la organización barrial se enfureciera de tal manera que descargó amenazas poco veladas antes de emprender el regreso a su tierra.
En la secretaría privada de Cristina Fernández tampoco le dieron una respuesta cuando Salas pidió ver a la Presidente. La mujer se dio cuenta que había caído en desgracia con el entorno de la Jefe de Estado; ya no hay dinero para la Túpac Amaru ni para su trabajo social (ni para sus escapadas a lo más VIP de Punta del Este, la debilidad más vulnerable de Milagro es el Hotel Conrad del balneario top uruguayo).
Lo más grave no es sólo eso, sino que puede no haber más operaciones judiciales para impedir que por acumulación de causas Milagro Sala termine entre rejas. Ya no soportaría ni pasar un semáforo en rojo, porque de hacerlo iría presa.
Pero la mujer de figura frágil y accionar arrogante y patoteril no es Sergio Schoklender, ni mucho menos. Los barrios que construyó en las zonas marginales de Jujuy presentan casas bien hechas, fuertes y resistentes, zonas de esparcimiento para chicos con piletas de natación, que envidiarían muchos clubes de barrio y una cantidad de obreros de la construcción importante, que ahora sentirán la ausencia de dinero para continuar trabajando. O sea, un conflicto de nuevos desocupados que se avizora en el horizonte jujeño en poco tiempo.
Lo que suena preocupante para todo Jujuy, es qué harán los líderes militares de Túpac Amaru frente a esta nueva situación.
Las armas que mencionamos al comienzo de este informe no están en manos de gente inexperta, sino más bien todo lo contrario.
Es un hecho comprobado que las formaciones que lideran la Túpac son resabios de la más sanguinaria organización extremista que se recuerde en todo el territorio de América, el “Sendero Luminoso” peruano extinguido hace casi dos décadas.
Cuando el entonces presidente Fujimori y su nefasto jefe de inteligencia Montesinos (ambos encarcelados de por vida, igual que Abimael Guzmán, el jefe máximo de Sendero) iniciaron la ofensiva total contra la guerrilla rural (asesorados por expertos de inteligencia del servicio secreto de Israel, el famoso MOSSAD), le dejaron una puerta abierta al grueso de los extremistas para dejarlos huir y evitar una matanza indiscriminada.
Fujimori convino con el entonces Presidente Carlos Menem un convenio que dramáticamente se llamó intercambio cultural peruano-argentino. Quien se anotara en ese acuerdo podía venir a “estudiar” a la Argentina con documentación original. Y así nuestro país fue invadido no por jóvenes ardientes de estudio sino por ex miembros de Sendero Luminoso, la mayoría ya convertidos al próspero negocio del narcotráfico. Fujimori pagó mucho dinero para quitarse esa lacra del suelo peruano, y una agencia que intermediaba y que todos pueden imaginar a quien respondía en nuestro país, llenó sus bolsillos de fortunas y las calles de la Argentina de una peligrosidad jamás vista antes.
Los ex hombres de Sendero Luminoso que aún conservaban el deseo de seguir en el terreno político-militar, se radicaron en Jujuy y organizaron las huestes de choque de Milagro Sala.
Son conocidos los relatos de cómo los obreros de la construcción que trabajaron en la erección de barrios populares, eran atemorizados y hasta reprimidos y explotados por los jefes de esa “orga” que respondían a Milagro Sala. Pareciera que aún pasados los años llevaban en la sangre el estigma de la violencia irracional. Un dato histórico para saber cómo operaba esta gente en las selvas peruanas: asesinaban campesinos que no colaboraban con ellos y a policías a machetazos y cuchilladas, diciendo que no merecían gastar municiones en esas muertes siempre inocentes y traicioneras.
Con mucho armamento en Jujuy en manos de la Túpac Amaru y ahora sin ayuda del gobierno nacional, Milagro Sala promete venganza contra todo lo que se le cruce en el camino porque ya no le atienden el teléfono en Buenos Aires.
El resto de los jujeños y de los argentinos que somos ajenos a esto, lo miramos por TV, o en las futuras crónicas policiales que deseamos no tener que escribir nunca.
@nib@l 2015
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