miércoles, 13 de abril de 2016

La manera Argentina de chorear . por Alejandro Borensztein



Desde la época del famoso presidiario francés Papillon (Henry Charrière 1906-1973) que no se veía una manera tan desprolija de esconder la guita. El tipo enrollaba los billetes y se los metía en el upite.

No creo que ni Lázaro ni Jaime se hayan animado a tanto. No porque sean mucho más refinados, sino porque con la cantidad de euros que se chorearon no habría culo que aguante.

Sacando el plan de entrar a un banco con una matraca y salir rajando con una moto, sólo hay dos maneras de organizar un buen choreo y esconder la guita.

Una, es la más sofisticada: fideicomisos en Liechtenstein, cuentas en paraísos fiscales, sociedades offshores con directorios fantasmas, triangulaciones bancarias a través de oficiales de inversión del más alto nivel y otros instrumentos que suelen usar los tipos que tienen mucha guita y quieren pagar impuestos, pero poquito. La otra manera es la de los Kirchner.

El sistema implementado por Lázaro y sus Jefes Superiores, Nacionales, Populares y Hoteleros era mucho más simple: de lunes a viernes fundaban la democracia y el finde se la pasaban acomodando los billetes en las bóvedas, como una forma de esparcimiento familiar.

No me imagino a la Jefa de Lázaro, un sábado a la tarde, yendo al cine, ni paseando en bici por el barrio, ni muchísimo menos jugando al chinchón con las amigas, entre otra razones porque no se le conoce ninguna.

Intuyo que el pasatiempo predilecto de esta gente es recorrer tesoros y pasarle el plumero a los billetes. Después de 30 años en la función pública juntando mosca, si cada tanto no los plumereás un poco, se te llenan de polvo, se arruinan y después no los podés usar para la liberación. Es sabido que para hacer una revolución como Dios manda, hacen falta billetes en buen estado. Eso es en la teoría.

En la práctica, para la rascada de revolución que dicen haber hecho estos falsoprogresistas, si los billetes están medio baqueteados no pasa nada. Te los toman igual.

Por decirlo con la mayor claridad posible: desde La Gran Conductora de la Emancipación Latinoamericana hasta los valijeros para la liberación, todo fue una gran cadena de chapuceros improvisados.

Comparado con el “Panamá Papers” que afectó a tantos personajes de este mundo, podemos decir que la Cadena de la Felicidad nacional y popular que va de Ex Ella hasta Fariña es nuestra original manera de chorear.

“Ahora vos vas y te me casás con una mina onda Jelinek, levantás el perfil, me los distraés a todos y así nadie se aviva de lo que estamos haciendo, ¿me entendés?” (guiña el ojo).

“Mientras tanto, yo llamo al herrero, hago unos lockers de seguridad en el sótano y adelante le pongo una bodeguita para disimular, ¿me entendés?” (guiña el ojo).

Esta sofisticada estrategia financiera terminó de la única manera que podía terminar: escrachados y en un calabozo.

La pregunta del millón es: ¿cerrará completa la historia de esta inolvidable década de la bondad?

Yo no quiero pincharle el globo, amigo lector, porque lo veo en plena euforia justiciera. Pero hay tantas chances de que pase todo lo que usted espera, como de que no pase naranja. Mucho dependerá de que algún pez gordo empiece a cantar y algún juez decida escuchar.

En principio, esta semana hicieron su presentación los Tres Tenores: “Luciano Pavarotti” Báez, “José Carreras” Jaime y “Plácido Domingo” Vanoli, que abrieron la temporada lírica 2016 del Mozarteum en Comodoro Py.

Por ahora, sólo presentaron escritos, pero se sabe que tarde o temprano el púbico les va a pedir que canten sus hits: Pavarotti Báez cantará la obertura de la ópera “Il curro della Obra Pública”, Carreras Jaime va a interpretar la “Cantata della Locomotiva e i Vagoni” y Plácido Vanoli se va a mandar el “Réquiem para el Dólar Futuro”.

Obviamente, la expectativa del público es que los tres cierren el evento cantando juntos la famosa aria de Giuseppe Verdi: “Noi facciavamo quello che ordinava la Superiorità”. De hecho, ya lo estuvieron ensayando.

¿Lo harán? ¿Cantarán con toda su fuerza para evitar que la Justicia meta a sus hijos en el coro de “Los Niños Cantores de Ezeiza”?

Todos sabemos que estos divos siempre actuaron con la Filarmónica de Santa Cruz dirigida primero por Herbert Von Kirchner y después por Zubin Mehta Fernández. Pero por más obvia que haya sido esta joda, y vaya si lo fue, habrá que probarla en los papeles.

Hablamos de ópera porque así le ponemos un poco de glamour a esta berretada que, más que a “La Boheme” de Puccini, se parece a “Si lo sabe cante, cante con Galán”.

En lugar de contratar, por ejemplo, a Paul Singer para que les organizara la rosca, o a alguno de acá que al menos haya ido al colegio, llamaron a Pérez Gadín y a Fabián Rossi. ¿Qué podría haber salido mal?

Por ahora, el único que abrió el pico fue Fariña, que se comió dos años en la cárcel esperando este momento. A diferencia de Lázaro Báez, que fue trasladado rodeado de policías y con un chaleco antibalas, al pobre Leo lo llevaban en remerita y escoltado por un mísero botón. Para mí que, temiendo que contara demasiado, algún kirchnerista duro íntimamente invocó al espíritu de Lee Harvey Oswald.

Con entradas agotadas, este miércoles se presenta Ex Ella en una performance exclusiva para el juez Bonadio. Será la primera vez que los gorilas lamentarán no escucharla por Cadena Nacional.

Afuera va a haber un montón de gente gritando que esto es una dictadura, que hay que resistir en la calles, que este gobierno debería irse ya mismo y todas esas cosas que a diario dicen Cerrutti, D’Elía, el muñeco ése de barba candado de C5N, y otros personajes cuya estabilidad emocional es sólo comparable a la de esos tipos que en la mitad de un partido de fútbol se cruzan desnudos por la mitad de la cancha con un cartel que dice “no maten a las nutrias”.

Raro que gente que supo resolver asuntos tan difíciles como la pobreza, la inflación o la sensación de inseguridad, no haya podido organizar algo tan simple como entregarle los negocios del Estado a los amigos, quedarse con la parte del león y encanutarla afuera sin que nadie se entere.

Si por casualidad le encuentran alguna cosita a Julio De Vido (yo no lo creo) propongo que seamos comprensivos. El tipo estuvo demasiado ocupado garantizándonos el suministro de luz, como para poder hacer bien las cosas oscuras.

Ojalá gente más preparada como por ejemplo Néstor Grindetti, el Intendente de Lanús de Cambiemos, nos iluminen el camino. Veremos.




@nib@l  2016

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