domingo, 29 de noviembre de 2015

Los Kukas, no se quieren ir


No se quieren ir 

Por Alfredo Leuco
Hay un grupo de soldados de Cristina que están atrincherados en sus puestos. Los muy caraduras no se quieren ir. No registraron todavía lo que pasó en el país. Se creen que el patoterismo de estado todavía sigue vigente. Estoy hablando de los banda de los cinco: Alejandra Gils Carbó, Tristan Bauer, Martin Sabbatella, Alejandro Vanoli y Norberto Berner. Se trata de la pandilla que más daño le hizo a las instituciones republicanas después de Cristina y la gran mayoría de su gabinete.
El antecedente tal vez hay que buscarlo en aquel único discurso ante el estadio lleno de Argentinos Juniors de Máximo Primero, el príncipe heredero de la dinastía de los Kirchner. Podemos irnos del gobierno pero no del poder. Eso dijo, ¿se acuerda? Y su madre, la reina Cristina en Rosario dijo con toda claridad y fanatismo: “Vamos por todo”. Ahora están tratándose de quedar con algo. Y por eso. Ayer Cristina les dio una consigna a la que aferrarse. “Yo no me voy a ir nunca, no se preocupen, voy a estar en el lugar donde me necesiten”, tranquilizó a la militancia que ve como el poder y el dinero se les escurre entre las manos. Por ahora Cristina tendrá que ayudar a los pibes para la liberación desde el llano a partir del 10 de diciembre. No tiene cargos ni fueros pero si una gigantesca fortuna ahorrada como gran parte de sus principales colaboradores. No todos fueron exitosos abogados pero a todos les fue muy bien y se enriquecieron a la velocidad de la luz. Hablo de Amado Boudou, Julio de Vido, Ricardo Jaime, Lázaro Báez y siguen las firmas. Ellos sí que ganaron con la década ganada.
Pero volvamos a los muchachos que están dispuestos a resistir. A los quintacolumnistas. Son lo peor de cada rubro. Porque ejecutaron las políticas más autoritarias y antidemocráticas ordenadas por la presidenta que se va. ¿O ella también se quiere quedar? Por momentos de la sensación que se le parte el alma cuando hace las valijas para la mudanza. Pero ya confirmó que se va y que, en este caso, está dispuesta a respetar la ley y la Constitución.
Alejandra Gils Carbó fue la encargada del operativo “Impunidad”. O protección. Toda su tarea de los últimos tiempos estuvo dedicada a potenciar a la agrupación cristinista “Justicia Legitima” para cuidarle la retirada a Cristina y sus cómplices. Ataques feroces contra jueces y fiscales para armar una red que evite que la presidenta que se va termine recorriendo los tribunales para dar explicaciones de los inexplicable. Por ejemplo la causa Hotesur y la ruta del dinero K. Ella fue responsable del patoterismo de estado que se descargó sobre el fiscal José María Campagnoli quien, casualmente, sorpresas te da la vida, es uno de los candidatos a reemplazarla. Por lo pronto fue el candidato que propuso la doctora Elisa Carrió y que muchos están impulsando a través del sitio change.org. Ella resiste. Dice que se va a quedar hasta que venza su mandato. Quiere seguir poniendo palos en la rueda a los que vengan. Igual que los otros cuatro, tienen todas las intenciones de boicotear al gobierno que viene en una clara actitud destituyente. Y a eso le llaman militancia revolucionaria. Yo le digo infantilismo autoritario.
Alejandro Vanoli no dejó macana por hacer en el Banco Central. Una mezcla de mala praxis, soberbia e inflamación de la ideología, es decir ideologitis. Deja al Banco fundido, casi sin reservas, y coloca al futuro económico en una situación muy comprometida. Encima hizo dibujos extraños con el dólar a futuro y por eso la justicia le está pidiendo aclaraciones. Lo denunciaron porque por su culpa el país perdió millones y millones de dólares. Ya tiene un reemplazante designado por Macri como Federico Sturzenegger que en el Banco Ciudad hizo una gestión eficiente y progresista. Pero Vanoli se encapricha en no dar un paso al costado. Le quiere atar las manos a la próxima gestión económica para que les exploten las bombas de tiempo que Axel y Cristina dejaron. ¿Tendrá la dignidad de darse cuenta que empieza un nuevo gobierno y es el nuevo presidente el que debe elegir?
El trío que nos falta son los que hicieron la avanzada más grave contra los medios de comunicación y la libertad de prensa desde la recuperación democrática en 1983. Cada uno cumplió su tarea, pero en conjuntos fueron los autores materiales del intento de censurar el pluralismo y hacer desaparecer las voces críticas de la faz de los medios. Martin Sabbatella, Tristan Bauer y Norberto Berner, con la burda excusa de democratizar o desmonopolizar, trabajaron para dinamitar a los periodistas que no se arrodillaron y para organizar a los “chupamedios” del para periodismo que cobraron fortunas con el dinero de todo el pueblo, pero básicamente de los más humildes a los que decían defender.
Estos muchachos que se pasaron la ley y las normas por donde usted ya sabe ahora dicen que sus designaciones son legales y que por eso se quedan. No pueden ignorar que son puestos donde además de legalidad se necesita legitimidad porque ocupan lugares estratégicos para que el nuevo gobierno diseñe los nuevos tiempos que votaron casi 13 millones de personas. Macri y su gente les han pedido por las buenas, que tengan un poco de sentido común y que dejen de hacer papelones. Que tomen la decisión de volver al llano como lo hará la jefa espiritual de su movimiento y la autora intelectual de todos estos atropellos agresivos contra la diversidad de voces.
El titular del Afsca, Martin Sabbatella y Norberto Berner, presidente de la Autoridad Federal de Tecnologías de la Información y las comunicaciones, ya tienen un único reemplazante como Miguel de Godoy ya que la idea es fusionar esos dos organismos.
Tristan Bauer convirtió los medios que deberían ser de todos en una trinchera camporista desde donde dispararon agresiones, insultos, agravios y mentiras de todo tipo contra jueces, políticos o periodistas independientes. El canal y la radio mal llamada pública fueron casamatas donde activaron los cañones contra todo pensamiento distinto. Es decir, hicieron la negación de su verdadera razón de ser. En lugar de abrir la programación hacia la tolerancia y la convivencia, la blindaron para que los mercenarios de turno apuntaran contra todos y todas. Yo no niego que el canal Encuentro fue un salto de calidad. Pero tampoco oculto que hasta Paka Paka fue un vergonzoso lugar de adoctrinamiento. Los medios públicos son de todos y no de un funcionario circunstancial.
Los soldados de Cristina que no se quieren ir se van a convertir en Okupas. Es increíble que no se den cuenta que sus políticas fueron rechazadas mayoritariamente en las urnas. Que no tienen licencia social para continuar. Sabbatella incluso perdió por paliza como candidato a vice gobernador y en Morón también cayó derrotado. No puedo entender como no se conforman con el daño que le hicieron al país hasta ahora. Quieren más. Van por todo. No se quieren ir. Los soldados de Cristina se han convertido en provocadores. En burdos burócratas colgados de un pincel.














 @nib@l  2015

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