Después del ataque de Michetti, más políticos se despegan de Cristóbal López
por Carlos Tórtora
Al salir Gabriela Michetti, precandidata a jefa de Gobierno porteño del PRO, a criticar al empresario K Cristóbal López y prometer poner restricciones al juego en la Ciudad de Buenos Aires si resulta electa, puso el dedo en la llaga en su conflicto con Mauricio Macri. Nadie ignora en el macrismo que, a través de Nicolás Caputo y otros intermediarios, el zar del juego mantiene distintos acuerdos con el gobierno porteño, que carece por otra parte de facultades legales para regular los juegos de azar en la Ciudad.
El ataque de Michetti, cuyos ecos recién empiezan, se produce en un momento crítico para López. Éste viene desarrollando una compleja estrategia de diversificación de negocios y parcial alejamiento de la Casa Rosada. Todo esto amparado por un creciente multimedios que le permite no sólo influir en la opinión pública sino negociar en mejores condiciones con Héctor Magnetto, con el cual se vinculó a través de su participación en la productora de Marcelo Tinelli Ideas del Sur, en la cual había ingresado también Clarín.
Pero tres semanas atrás, una revelación periodística empezó a amenazar el éxito de la estrategia de López. Se trata del descubrimiento de que éste desarrollaba una operatoria de alquileres sospechosos -a altos valores- de propiedades de la familia presidencial. El resultado de ese vínculo comercial, hasta ahora secreto, habría conducido a que la Presidenta y sus hijos recibieran al menos $ 2,8 millones de López durante los últimos ocho meses, aunque la operatoria y los pagos a los Kirchner comenzaron mucho antes, hace por lo menos dos años. La operatoria abarca un departamento, una oficina y cinco cocheras en el complejo de lujo Madero Center. Allí compraron los Kirchner, vive el vicepresidente Amado Boudou y funcionó “La Rosadita”, la financiera por la que se sospecha que Báez sacó decenas de millones de dólares de la Argentina.
Para facturar esos ingresos millonarios, la familia presidencial recurrió a la sociedad Los Sauces S.A., mientras que López -uno de los empresarios que más se expandieron durante la última década- dividió los pagos entre dos de sus empresas, Inversora M&S y Álcalis de la Patagonia, en las que también aparece su socio Fabián de Sousa.
En la cuerda floja
Así las cosas, López quedó expuesto, en medio de un turbulento proceso de cambio político, a convertirse en el centro de una investigación sobre lavado de dinero en torno a los misteriosos alquileres en cuestión. Es decir, una operatoria calcada de la que se investiga en la causa que gira en torno a Lázaro Báez.
Michetti aparece entonces promoviendo que el zar del juego quede en el centro de la lupa política y judicial, sin reparar en que los daños colaterales pueden también salpicar a su jefe político.
A todo esto, otros actores políticos aparecieron en escena. La precandidata a jefa de Gobierno por la lista “La Ciudad es el otro” del FPV, Gabriela Cerruti, se refirió al tema en cuestión y aprovechó para arremeter duramente contra el Frente ECO, al indicar que “(Martín) Lousteau tiene un problema para hablar del temita del juego porque compite con el sindicato del juego”, en alusión a la legisladora porteña Graciela Ocaña, con quien el ex ministro de Economía dirimirá la candidatura a jefe de Gobierno de dicho espacio.
En ese sentido, Cerruti disparó contra su par en la Legislatura porteña: “Graciela Ocaña es la candidata del sindicato del juego”. Y argumentó sus dichos recordando que “el partido de Graciela Ocaña, Confianza Pública, es el partido de Daniel Amoroso, el secretario general del Sindicato de Juegos de Azar en la Ciudad”. “La banca el Sindicato del Juego, de dónde saca sus recursos el sindicato habrá que preguntarle a ellos”, cerró la sabbatellista bajo un halo de misterio.
Según una versión, Ocaña habría formalizado en las últimas semanas su divorcio político de Amoroso, quedándose con el control del Partido Confianza Pública.
Estos hechos, sumados a la embestida de Michetti y a probables ataques que podría iniciar otro precandidato a jefe de gobierno, Gustavo Vera, contra los negocios de López, podrían ir formando una tendencia. En síntesis, en su marcha hacia la jefatura de gobierno porteña, Michetti no duda en ponerse como cabeza de un eventualmani pulite y López, descolocado por el asunto del pago de alquileres a la familia presidencial, puede pasar a ser el nuevo emblema de la corrupción K si en las urnas porteñas se impone el michettismo.
@nib@l 2015
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