martes, 14 de abril de 2015

Cae el "modelo socialista" suramericano !


Venezuela se hunde

Aunque no cabe duda de que la agonía del "modelo" kirchnerista será dolorosa y al país le costará mucho recuperarse de los muchos daños que ha provocado y que, en opinión de algunos, el gobierno se ha propuesto agravar para forzar a su sucesor a iniciar su gestión tomando medidas sumamente antipáticas, ni siquiera los agoreros más pesimistas creen que termine tan mal como su equivalente chavista. Por suerte, a diferencia de Venezuela, nuestro país tiene una economía relativamente diversificada capaz de seguir funcionando aun cuando el gobierno de turno cometa un sinfín de errores. Incluso puede darse el lujo de aislarse por un rato de los mercados internacionales sin que las consecuencias inmediatas sean catastróficas, algo que no puede hacer Venezuela, que depende casi por completo –más del 90% del valor de sus exportaciones– de los ingresos proporcionados por el petróleo y, por lo tanto, se ve obligada a importar virtualmente todos los bienes de consumo popular.

Ya antes de desplomarse el precio del crudo la economía venezolana se dirigía hacia la bancarrota, pero el presidente Nicolás Maduro esperaba que, gracias al caos sanguinario imperante en Oriente Medio y el norte de África, subiera lo bastante como para permitirle conseguir el dinero necesario para resolver los problemas más acuciantes. Desgraciadamente para él y para sus compatriotas, el milagro con el que soñó no se concretó. Por el contrario, el aumento muy rápido de la producción norteamericana y la decisión estratégica de Arabia Saudita de no reducir la propia cambiaron drásticamente el panorama; de acuerdo con los especialistas, el precio del crudo se mantendrá en su nivel actual por mucho tiempo más. Si bien en el corto plazo la Argentina se ha visto beneficiada por lo que ha sucedido, ya que hace tiempo dejó de ser autosuficiente en energía, entre los países más perjudicados se encuentran dos aliados ideológicos, Venezuela y Rusia, y uno al que, según parece, el gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner quisiera seducir: Irán.
El desastre venezolano no se debe exclusivamente a la insensatez voluntarista de los partidarios del "socialismo del siglo XXI" del extinto caudillo Hugo Chávez y Maduro, su desafortunado sucesor que claramente no está en condiciones de superar la gravísima crisis que se ha desatado. También hicieron su aporte los gobiernos anteriores al chavista. En lugar de aprovechar las ventajas brindadas por la suerte geológica para impulsar el desarrollo, los políticos ineptos y corruptos que Chávez logró marginar permitieron que su país continuara dependiendo de la venta un solo producto, el petróleo, con el resultado de que, para alimentarse, los venezolanos tienen que importar casi todo cuanto necesitan. Así las cosas, al agotarse los dólares el país corre peligro de sufrir una hambruna. Según se informa, apenas quedan alimentos suficientes para satisfacer las demandas mínimas. No es que los venezolanos carezcan de recursos agrícolas adecuados, es que nunca se han dado el trabajo de cultivarlos por suponer los gobiernos que sería mejor importar hasta los alimentos más básicos.
Lo mismo que Cristina, Maduro apuesta a que China, un país que en los últimos años se las ha arreglado para acumular una cantidad fenomenal de dólares y otros activos, le preste el dinero que requiere a cambio de relaciones comerciales privilegiadas y el derecho a encargarse de ambiciosas obras públicas, de tal modo posibilitando la creación de enclaves que, andando el tiempo, podrían tener gran importancia estratégica. Sin embargo, parecería que los chinos, que por cierto no se sienten impresionados por los delirios ideológicos de populistas como Maduro, entienden que les sería riesgoso confiar demasiado en países tan inestables como Venezuela. Por lo demás, aun cuando el régimen chino optara por invertir muchísimo dinero en la república bolivariana con el propósito de dominarla, tendrían que transcurrir varios meses antes de que los venezolanos de a pie comenzaran a verse beneficiados por su generosidad interesada. Mientras tanto, todos salvo los miembros de la nomenclatura chavista continuarán perdiendo largas horas haciendo cola frente a supermercados con la esperanza, con frecuencia frustrada, de conseguir algún bien como una pequeña bolsa de harina o un rollo de papel higiénico.
@nib@l  2015

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