martes, 16 de agosto de 2016

Como nuestro dinero fue a las arKAs de la flia K





"TODO LO QUE EL DINERO NO PUDO COMPRAR "


Por Nicolás Lucca

Esta semana le atribuyeron a Florencia la autoría de un escrito en el que se hace la cocorita pidiendo a la Justicia que “acabe con el show mediático y abra sus cajas de seguridad”. No sé qué habrá pensado la defensa de la familia, pero por lo visto no la calcularon bien: el juez federal le dio el gusto, que parece que no fue tan gusto, y la defensa se negó a facilitar la llave para abrir la caja de seguridad que habían pedido que se abra. [Nota personal: Si tiene que volver a leer estas líneas para entenderlo, imagine lo que fue pasarlo en limpio].

Lo cierto es que, mientras el cerrajero laburaba, un aroma particular empezó a invadir las fosas nasales de los presentes; ese perfume que te recuerda que hay una vida mucho mejor que la que tenés, sólo que no vas a poder pagarla nunca en tu vida. Y ahí, señores, para el estupor del pobre cerrajero que cuenta las monedas para cargar la SUBE pero al que el kirchnerismo le devolvió la dignidad, aparecieron 4,66 millones de dólares repartidos en fajos, algunos con el gancho del Banco Galicia, y unos cuantos termosellados, envasados en su lugar de origen para conservar todos sus nutrientes. Cómo no van a calificar de amarrete al jubilado marplatense que quería comprar diez dólares para regalarle al nieto.

Muchos supusieron que Cristina tenía razón, ya que había declarado ante la Justicia que, entre sus ahorros, existía esa suma de dinero en una caja a nombre de Florencia. Asimismo, la expresi aseguró que ese dinero fue recientemente convertido a dólares “para cuidarse de la economía”.
UNA PENA: LOS NÚMEROS DE SERIE DEL EMPAQUETADO DATAN DEL 2009

OTRA PENA : SI LA GUITA ES DE FLOR POR QUÉ LA CONVIRTIÓ A DÓLARES 

TERCERA PENA : SI LA GUITA ERA DE LA HERENCIA DE NÉSTOR PARA SU HIJA , POR QUE LA DECLARÓ COMO PROPIA

CONTRADICCIONES POR DONDE SE ANALICE 

Unas horas después de la joda loca, Cristina publicó otra carta a nombre de Florencia en la cual la hermana de Máximo afirma que “desde hace meses se intensificó la persecución a su familia con una saña nunca antes vista”, y mezcló todo al decir que ellos “no son los únicos”, dado que también está en riesgo la libertad de expresión. Esta preocupación duró hasta el punto seguido y cargó contra “la tele que te dice que estás contento”. Luego de recordar que la policía “bajó a un hombre del tren Mitre por llevar un cartel contra Mauricio Macri”, la Cristina Blue preguntó: “¿Se imaginan la cantidad de policías que el anterior gobierno hubiera tenido que usar el 8N con tanto cartel que decía Yegua? Igual, no se preocupen que aquel día de 2012 la policía estuvo cumpliendo las funciones que debía y los opositores pudieron caminar tranquilos por las calles con sus irrespetuosos carteles”.

Son tan parecidas las formas de expresarse por escrito de Cristina y de Florencia que ya no sé qué sugerirle: si cambiar de PSIQUIATRA o de community manager. 
La Cristina Blue dijo que la prensa no defiende los intereses del pueblo al manejar la información respecto de las novedades judiciales de su familia, que los medios tapan la investigación de los Panamá Papers –denunciado por los medios–, no hablan de las cuentas offshore –denunciadas por los medios–, ni de los aumentos de tarifas –que es practicamente de lo único que se habla en los medios–, ni del cacerolazo que, tras un excepcional acto de coherencia histórica, rebautizaron como “ruidazo”. Y que también fue cubierto por todos los medios. Yendo a lo concreto, recordó que le duele hablar de los millones de dólares que le dejó el padre.

Florencia, que no es Cristina, demostró todo lo que aprendió de Cristina, que no es Florencia: “Podrán querer dañar mi persona y a todos los miembros de mi familia. Pero el que no la debe no la teme [NdelA: una frase muy de moda entre los jóvenes… de 1930]. ¿Cuando ya no queden lugares qué van a hacer? ¿Inventar una bóveda bajo la cuna de Helena? ¿Entrar a allanar a mi casa a las tres de la mañana por una denuncia anónima? ¿Los 70? ¿El 55?”.

Reformulo. Que se note que tiene plata le duele. Vivirla, no. Y una investigación por choreo es golpismo y proscripción. Aunque no estén en el Gobierno. Aunque Florencia nunca haya ocupado ningún cargo. Aunque se hayan ido tras perder elecciones.

Pobre Florencia. Tanta guita y pobre Florencia. Porque una cosa es pasarla bomba con la plata de los viejos, total, así te criaron. Pero qué triste papel que tu vieja te use para defenderse.

Hay cosas que nunca dejarán de sorprenderme. Una es que, ante la presencia de tanta guita injustificable, todos recuerden lo feos que son los hijos de Cristina. Como si ninguno de nosotros tuviera un muerto en el placard al que ni siquiera le pedimos el saldo de cuenta. Como si ninguno de nosotros haya sido alguna vez el dueño de ese teléfono que suena recién a las cinco de la mañana.

Tampoco dejará de sorprenderme jamás cómo estos ñatos han naturalizado el choreo al punto de transmitirles a sus hijos que todo es normal, que se lo merecen porque sí, porque así lo quiso Dios, por haber sido tan altruistas con el pueblo, cuando sólo estaban satisfaciendo sus propias carencias emocionales. Como todos, sólo que en vez de ahogarse en un kilo de helado berreta comido del pote de pie al lado de la heladera, lloran abrazados a sus montañas de dólares. Porque, si bien es cierto que Florkey tenía doce añitos al momento de convertirse en la hija del Presidente y a los 25 es multimillonaria sin haber hecho otra cosa que respirar, también es cierto que los padres le cagaron la vida desde antes de nacer. Tan cierto como que todos hemos pasado cosas peores, pero cagados de hambre.

Nosotros no tenemos tiempo para preocuparnos por cambios de paradigmas, ni para analizar la nueva coyuntura social internacional, o lo que sea de lo que se trate el delirio de moda. Básicamente, porque estamos demasiado ocupados en producir para comer. No hay forma de que analicemos el rol de los medios o si Florencia es una prueba de que Cristina predicaba con el ejemplo a la hora de redistribuir la riqueza ajena en favor de los que tienen menos recursos para sobrevivir.

Porque si hay algo que sí queda claro en todo este embrollo es que, sin la plata que amasaron los viejos, Florencia es tan sólo una madre soltera de 25 años, desempleada y sin estudios




@nib@l  2016

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