¿Por qué baja el petróleo, pero no la nafta en Argentina?
El Estado se lleva más de la mitad del precio del litro a través de impuestos. Las cuentas de YPF, ahora estatal, son prioridad. Hay un precio local del barril, hoy más alto, que despega el precio de los combustibles del internacional y fija el cobro de regalías para las provincias petroleras.
Por Alejandro Bianchi
Mientras que en EEUU el precio de la nafta cayó 21,3% en los últimos cinco meses y los consumidores lo celebran, en Argentina pasó lo contrario. El barril de petróleo tocó ayer su mínimo en cinco años (68 dólares) y evidenció aún más las contradicciones energéticas locales. La primera y más obvia, baja el crudo en el mundo pero en el país, todo sigue igual. Los gobernadores petroleros, hoy se reúnen en Buenos Aires para mantener el status quo.
Las razones de ir a contramano del mundo en términos de combustibles son bien argentinas. En 2007, cuando el barril valía 140 dólares en los mercados internacionales, el ministerio de Planificación fijó un precio doméstico de 42 dólares. Con esta medida, buscó frenar las presiones de las petroleras para aumentar los precios en los surtidores, lo que sí sucedía en el resto del mundo. Para que su objetivo se cumpliera, Planificación comenzó a restringir las exportaciones petroleras, un gran negocio por aquellos días.
Hoy sucede todo lo contrario con ese precio del barril interno. Como se fue ajustando a la realidad de los costos de las petroleras en el país, el valor es de 83 dólares, por encima del internacional. Sin embargo, ni en el gobierno y menos en las provincias petroleras quieren actualizar este desfasaje para que el consumidor pague menos por el litro de nafta.
En concepto de impuestos (impuesto a la transferencia de combustibles (ITC); IVA; la tasa hídrica, impuesto a débitos y créditos bancarios; Ingresos Brutos) el Estado nacional se queda con el 50% del precio minorista del litro de nafta. Además, algunos municipios como Vicente López, San Isidro o la provincia de Córdoba cobran una "tasa vial" que oscila entre 30 y 75 centavos por litro para obras en rutas y caminos. Una baja en el valor de la nafta implicaría menos recaudación en un momento en el que el déficit fiscal es cada vez más preocupante.
Las provincias petroleras son los otros interesados en sostener el precio argentino de las naftas. El valor local del barril es la variable que fija el monto que cobran de regalías. De bajarse, sus cuentas públicas, ya en rojo, entrarían en zona de riesgo. Hoy se reúnen en Buenos Aires los gobernadores petroleros para dejar en claro que no quieren que nada cambie.
"Los costos están muy estrechos, los aumentos salariales han sido muy importantes y las regalías y los impuestos se tienen que seguir cobrando en función de un precio de mercado interno", puntualizó el gobernador de Neuquén, Jorge Sapag.
Por último, la YPF reestatizada es el último eslabón de esta cadena de precios distorsionada. La empresa necesita mantener su facturación en alza para seguir invirtiendo en Vaca Muerta y otros pozos convencionales y así recuperar lo antes posible el autoabastecimiento energético. Una baja de precios en los surtidores sería menos recaudación y también un problema político para el gobierno tras la expropiación a Repsol. La inflación, en paralelo, sube los costos locales para la empresa.
Por otra parte, YPF necesita que el precio internacional del crudo vuelva a los valores por encima de los 80 dólares para que invertir en Vaca Muerta vuelva a ser rentable.
Las que guardan silencio son las petroleras en el país. Por la distorsión del precio interno con el internacional del petróleo, se les abrió un gran negocio en dólares: la importación de nafta. Hoy es más rentable importar que producir en el país.
@nib@l 2014
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