Verbitsky el malparado.
Por Nicolás Márquez.
Al igual que durante todos estos años de kirchnerismo pero en la década del 60´, Horacio Verbitsky fue propagandista rentado del gobierno de turno, a la sazón comandado por el Tte. Gral. Juan Carlos Onganía.
Tras incursionar en el periodismo militante de facto, el intrépido Horacio se sumó y subordinó a las huestes del asesino Mario Firmenich en calidad de agente de inteligencia de Montoneros, la iconográfica organización homicida en cuya estructura de espionaje Verbitsky escaló hasta ser el número dos del escalafón, después de Rodolfo Walsh.
Su labor como espía al servicio del terrorismo urbano habría sido tan eficaz, que según el ex secretario de la SIDE Miguel Angel Toma, el propio Verbitsky manejó las comunicaciones cuando sus camaradas asesinaron a José Ignacio Rucci en septiembre de 1973. Seguidamente, confirma Toma que Verbistky también participó del copamiento al Regimiento 29 en Formosa en octubre de 1975, en el cual Montoneros asesinó a 12 soldados. En ese interregno, Verbitsky tampoco se perdió de participar del rentable secuestro de los hermanos Born, siendo que aquel fue justamente el encargado de trasladar parte del enorme botín recaudado a Cuba en tandas de cinco millones de dólares.
Pero fue el 15 de marzo (una semana antes del golpe cívico-militar de 1976), cuando se produjo otro espectacular atentado con explosivos en la playa de estacionamiento del Edificio Libertador (sede del Ejército). En la masacre murió Blas García resultando mutilados diecisiete militares y seis civiles: Verbitsky fue acusado de protagonizar el atentado no por la “derecha gorila” sino por sus propios camaradas Montoneros: Rodolfo Galimberti y Juan Daniel Sverko confirmaron el papel de Verbitsky en careo judicial[1].
Luego, Verbitsky se vio envuelto en el atentado homicida más sangriento de toda la década del 70´( la voladura del comedor de la Policía Federal en julio del 76´ en el cual hubo 22 muertos y 60 mutilados)[2], crimen del cual fue exculpado en el año 2007 pero no por inocente sino por prescripción: recordemos que para la justicia kirchnerista los delitos cometidos por los asesinos que operaron bajo las órdenes de Firmenich “prescriben”, máxime si dichos asesinatos son “juzgados” por una Jueza tan solícita al poder de turno como María Servini de C1ubría[3], que fue precisamente quien benefició al personaje de marras con la citada impunidad.
Pero no cabe duda de que en los años 70’ el modo de manejarse de Verbitsky en el aparato de espionaje de Montoneros fue sumamente hábil: de los 62 integrantes que formaban parte de la estructura de inteligencia, el único que sugestivamente jamás estuvo detenido ni desaparecido fue justamente él (los otros 61 cayeron en desgracia): ¿habilidad para evadir “la represión” o connivencia con esta?. Interesa la pregunta porque su jefe inmediato, el mencionado Rodolfo Walsh habría sido “entregado” en 1977´ precisamente por Verbitsky, tesis que no sólo sugirió Miguel Bonasso[4] (ex Jefe de prensa de Montoneros) sino que desarrolló minuciosamente el periodista Carlos Manuel Acuña en su libro dedicado a biografiar al malviviente en cuestión[5]. Y habría sido en mérito por brindar tan eficiente prestación al gobierno del Teniente General Jorge Rafael Videla, que el polifacético Verbistky consiguió luego un empleo bien remunerado similar al que obtuvo durante los tiempos de Onganía: intelectual orgánico al servicio de otro gobierno de facto, en este caso escribiendo para la Fuerza Aerea del Proceso de Reorganización Nacional en calidad de subalterno del Comodoro Juan José Guiraldes[6].
Al regresar la democracia en 1983 y tras tantas peripecias ecuménicas (propagandista de Onganía, agente Montonero y escriba del Proceso de Reorganización Nacional), Verbitsky se convirtió en un exitoso empresario de los Derechos Humanos, presidiendo la conocida y acaudalada firma CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales), entidad financiada no por los magros ahorros de la militancia proletaria sino por los desembolsos de la Fundación Ford (inseparablemente unida a la CIA según confesión de James Petras[7]), la ONU, la Embajada de Holanda, la Unión Europea y un sinfín de entidades representativas de la finanza trasnacional, las cuales le proveen regularmente al amanuense “marxista” un dolarizado sponsoreo según consta en la página oficial del mismísimo CELS[8], fortuna a la que cabe sumar toda la subvensión estatal que el kirchnerismo le dispensó durante más de diez años al diario “Página 12” (dónde Verbistky funge de plumífero estrella), publicación fundada en los años 80´ con dinero manchado con sangre: el asesino y líder del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) Enrique Gorriarán Merlo fue por entonces el principal mecenas del bullanguero pasquín psicobolche según confesión de Jorge Lanata, fundador de la publicación[9].
¿A qué viene tamaña semblanza dedicada a un facineroso de este calibre?. Ocurre que no deja de llamarnos la atención que un personaje con tan sanguinario pasado e indecoroso presente, sea hoy quien desde “Página 12” siga pontificando e indagando sobre “el pasado de las personas”, pero no por lo mucho que estas pudieron haber delinquido (tal su caso) sino por lo que estas simplemente pudieron haber pensado o escrito, y esto fue lo que sucedió por milésima vez la semana pasada, siendo en esta ocasión el ensañamiento fue para con el jurista Carlos Manfroni. Luego, este último se vio obligado a renunciar a un cargo que le fuera ofrecido en el Ministerio de Seguridad, solo y tan solo porque hace 40´ años escribió una serie de reflexiones en la revista Cabildo con las que Verbitsky se manifestó en desacuerdo[10] y entonces, sólo bastó que el agente multilateral le baje el pulgar a alguien para que ese alguien deba ser neutralizado. O sea, Verbitsky con sus operaciones de prensa termina decidiendo quién se encuentra habilitado y quien no para ejercer como funcionario público. A todo esto nos preguntamos, ¿qué cosas opinaba Verbitsky hace 40´ años?. Lo preocupante no lo que opinaba sino lo que hacía: se dedicaba al crimen organizado.
En suma, esta y no otra es la trayectoria y moral de quien hoy obra de censor ideológico y fiscal mediático, y con total ligereza decreta quien es el bueno, quien es el malo, quien merece un cargo, quien merece el ostracismo y hasta es el propio Verbitsky el venerado corregidor que se toma la potestad de decidir a quien acusar de pedófilo: tal como lo hizo con el actual Presidente Mauricio Macri apenas seis meses atrás en surrealista nota suya[11].
¿Por qué concederle a semejante rufián tamaño lugar en el estrado de la ética?. ¿Con qué pergaminos se le otorga a un mercenario polifuncional tamaña autoridad rectora para catequizar en la desdichada República Argentina?.
Lo más insólito de todo lo aquí expuesto, es que el de sinfín felonías que Verbitsky difunde dominicalmente son tomadas por serias no ya por un sector de la progresía vernácula (que siempre lo tuvo en el pedestal del humanismo filantrópico) sino del centrismo bienpensante, aquel que “no necesariamente comparte las ideas de Verbitsky pero lo respeta como prestigioso periodista”.
Pues no permitamos que este villano prosiga gozando de esta inmerecida cuota de crédito social, dado que a pesar de haber vivido como vivió, hoy Verbitsky tiene la suerte de no estar ni muerto ni preso y lo menos que puede hacérsele al susodicho (cuanto más no sea como simbólico acto de justicia) es ignorarlo, haciendo caso a omiso de sus habituales vómitos escriturales en los que ni él mismo cree, tanto es así que ni osa mantener ni sostener las mentiras que anota: el propio autor fue quien ordenó borrar recientemente del archivo online de “Página 12” sus propias columnas en las que difamaba con especial inquina contra el Papa Francisco[12], injurias que hoy mandó esconder de la web procurando así evitar quedar tan groseramente malparado.
@nib@l 2015
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