martes, 12 de diciembre de 2017

El verano de los juguetes muertos -- Toni Hill




El verano de los juguetes muertos 






El inspector Héctor Salgado no está viviendo su mejor momento: superados los cuarenta, y tras haber usado una violencia excesiva en su último caso, se encuentra suspendido de empleo, apartado del día a día de comisaría, y con la obligación de acudir al psicólogo (¡él, que es argentino, acudiendo al psicólogo!), quien deberá dilucidar si está o no en condiciones para regresar a sus funciones habituales. Además, y por si su delicada situación profesional fuera poco para él, en lo personal no está mucho mejor: su mujer le ha dejado, y la comunicación con su hijo adolescente es cada día más complicada. Así, y para mantenerlo entretenido, su jefe le propone una investigación extraoficial: la de un joven de buena familia que, según parece, se suicidó al saltar desde la buhardilla de su casa. Un caso simple, aparentemente, cuya investigación avanzará en paralelo con la del caso que le ha apartado de la comisaría, dos investigaciones que, poco a poco, se irán complicando, en un verano sofocante en la ciudad Condal.

Uno de los secretos que hacen de El verano de los juguetes muertos una extraordinaria novela negra es la diversidad de temáticas que ofrece en su texto y que evitan cualquier indicio de aburrimiento: a lo largo de sus más de 350 páginas se dan cita personajes de clase alta y reputación inmaculada (y con la pretensión que así continúe), adolescentes que coquetean con el lado salvaje de la vida, camellos de poca monta, curanderos africanos expertos en magia negra, víctimas del tráfico de mujeres, policías desorientados, mujeres de fuerte personalidad y con las ideas claras, …, todo ello bajo la estricta perspectiva que dan dos investigaciones policiales que intentan aclarar unas muertes, presentes y pasadas, sin aparente explicación, y con la sospecha que se cierne sobre varios personajes, conjeturas de las que ni siquiera la policía podrá salvarse.





A causa de innumerables presiones, demandas y/o amenazas de inquisidores digitales (grupos editoriales y sus representantes legales), desde el 13-05-17, me veo obligado a dejar de compartir toda clase de archivos que incluyan e-libros . 


Si algún autor o dueño de derechos, se siente perjudicado por este paupérrimo blog, por favor avísenme y prometo desincorporar sus datos en forma inmediata... GRACIAS.



 @níb@l  2017

No hay comentarios:

Publicar un comentario