La salvaje de Boston
Livia Cañumil, discípula de las maestras normales que llegaron al país de la mano del presidente Domingo Faustino Sarmiento entre 1869 y 1898, desanda ese camino cuando decide viajar a Norteamérica para especializarse en la enseñanza de los jardines de infancia. Lleva en su sangre el estigma de ser mestiza, pues es hija de una cautiva blanca y un araucano de noble estirpe, aunque esa misma condición le otorga el temple bravío de los guerreros de su pueblo. Con la determinación que le permitió superar la pobreza en su tierra, Livia está dispuesta a enfrentar cualquier obstáculo que la vida le depare, conciliando su parte india y su parte blanca. Hasta que el destino la lleva al seno de la familia Robinson. Allí, en medio de conflictos y secretos enterrados, Livia deberá lidiar con su parte débil, la que como mujer se revela ante el primer amor. De modo inesperado y brutal, se verá obligada a pelear en la lid de la pasión, la única para la que no tiene armas. Sólo el cariño que le inspira la mayor de las Robinson, un caso perdido por su ceguera y su sordomudez congénitas, la mantiene firme en su propósito de no bajar los brazos. Jeremías Robinson arrastra la desgracia donde vaya. Inmigrante pobre en una sociedad que exige credenciales para triunfar, ha sabido sobrevivir con sus puños en los más abyectos ambientes.
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