Uno no para de preguntarse qué pasó para que el narcotráfico tome tanto poder en México hasta llegar al punto de poder matar a una intendente. Uno no para de preguntarse qué pasó para que el narcotráfico tome tanto poder como para animarse a balear la casa de un gobernador provincial en Argentina. La respuesta es simple.
Tenemos al Narco en Latinoamérica y al ISIS en Medio Oriente. ¿Cómo llegaron a tener tanto poder?
Tanto el Narco latinoamericano como el ISIS captan dinero de las drogas y lo vuelcan en la política, ya sea como dinero "sucio" o "lavado", los políticos, testaferros y allegados se encargan de la "Lavandería" por medio de negocios aparentemente legales o empresas ficticias, con sus propios contadores y abogados, y si no los pueden reclutar, los compran. ¿Pero de dónde vino la "Ciencia Del Absurdo"?
¿Dónde se encuentra la Universidad Nazianal de Luciferia?
En las cárceles, amigos míos, en las cárceles...
La cárcel es el peor antro que pudo haber engendrado los mal llamados "Derechos Humanos". Los verdaderos DERECHOS HUMANOS son las reglas mínimas con las que una sociedad puede establecerse dentro del marco de buena convivencia y de ese modo poder progresar. ¿Lo están logrando? ¡NO!
Las cárceles existen desde el establecimiento de las ciudades, pero no eran el basurero de la humanidad, como lo son ahora. Las cárceles tenían dos partes, la principal era el Antro o "Tanque", un lugar grande donde se encerraba a los borrachines, drogones y alborotadores que alteraban el orden público con sus vicios y con sus farras, se les daba una paliza y se les soltaba, la otra era la Dunga, Dungeon, con su "Antesala del Infierno", cuyas celdas exhibían "Esqueletos de presos que cumplían penas por toda la Eternidad". Ahí iban a parar "a pan y agua" los detenidos por grescas, por violencia de género, por montar o conducir carros drogados o en estado de ebriedad, era el lugar de los ladrones y estafadores, las penas eran más severas, un tiempo en la Dunga y luego, antes de soltarlos, les daban una paliza fenomenal. Finalmente, abajo estaba La Mazmorra o Cripta: Ahí iban a parar los homicidas, asaltantes, contrabandistas reincidentes, salteadores de caminos, violadores, terroristas y delincuentes subversivos. El encierro en la mazmorra no solía durar más de 10 días, algunos morían antes, y algunos magistrados solían ser piadosos y el preso terminaba sus días bajo el hacha del verdugo, pues en los calabozos de la Mazmorra no se servía alimentos ni bebidas, era un lugar más bien triste adonde iban a parar los que ni siquiera merecían el látigo del verdugo, y algunos ni siquiera el hacha, y no por inocentes, por cierto. La razón de ser es que la humanidad era tan pobre que no tenía recursos ni tiempo para mantener vagos y delincuentes.
Nosotros tampoco, sin embargo, quienes deberían estar en la Mazmorra tienen teléfonos celulares, manejando desde ahí sus negocios y planeando sus atentados, porque somos tan estúpidos que nos hemos vuelto incapaces de identificar a nuestros mortales enemigos.
Hay que vaciar las cárceles, y sólo hay una forma de hacerlo, porque cuando vean a uno afeitar, los otros pondrán sus barbas a remojar.
Salud y buena sangre,
E.D.V
Salud y buena sangre,
E.D.V
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