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lunes, 26 de junio de 2023

Breve historia del peronismo clásico -- Loris Zanatta

    



Breve historia del peronismo clásico





Historia y análisis del peronismo originario, el de Perón y Evita entre los años 1943 y 1955. ¿Cuál es la historia de su nacimiento, cuáles son sus orígenes intelectuales, sus bases sociales, las causas de sus éxitos y fracasos? ¿Cómo son su visión del mundo, sus políticas económicas, su política exterior, sus relaciones con la Iglesia y con el ejército, sus principales protagonistas y las diferentes etapas de su desarrollo? ¿Y cuál, finalmente, es su ubicación en el trasfondo de la historia argentina y en el más amplio de los fenómenos políticos y sociales del contexto occidental en la transición a la época de las masas? Este trabajo contesta estas preguntas y propone una descripción sintética de la década peronista. Al hacerlo, ofrece también una clave de lectura y una interpretación de sus elementos peculiares y de aquellos que permiten insertarlo en la historia mundial. 

Consíguelo en :  https://www.penguinlibros.com/ar/historia/140788-libro-breve-historia-del-peronismo-clasico-9789500730860


@nib@l 2023 

miércoles, 17 de noviembre de 2021

El peronismo 1943 -1955 -- Peter Waldmann

     


  

El peronismo 1943-1955   



Todo fenómeno crucial para la vida de un país suele ser objeto de valoraciones distintas y aun francamente opuestas. En el caso del peronismo, la diversidad de juicios acerca de sus méritos políticos se ha reproducido en cierto modo en los análisis científicos. Totalitarismo de inspiración fascista, movimiento de liberación nacional, forma bonapartista de ejercicio del poder, populismo, autoritarismo desarrollista o modernizante son algunas de las categorías analíticas que se han utilizado para estudiarlo y de los rótulos que se le han aplicado. El sociólogo alemán Peter Waldmann considera arbitrario decidirse por cualquiera de estos intentos de explicación en tanto no esté confirmado por evidencias empíricas satisfactorias. El camino de investigación por él elegido lo lleva a buscar las razones objetivas del surgimiento del peronismo en la «crisis nacional» de los años treinta y principios de los cuarenta, así como a estudiar las relaciones de los conceptos políticos de Perón con el proceso de redefinición de la función estatal que surgió como respuesta a esa crisis. A continuación, analiza la estructura del régimen y sus cambios, los apoyos y resistencias sociales e institucionales que encontró, rematando su libro con la descripción de las distintas fases en que, a su parecer, puede ser dividida la era peronista.

Consíguelo en :  https://www.amazon.es/RESUMEN-PERONISMO-1943-1955-PETER-WALDMANN-ebook/dp/B07FXV17XM


@nib@l 2021 

viernes, 12 de noviembre de 2021

La columna vertebral. Sindicatos y peronismo -- Alvaro Abós

         



La columna vertebral. Sindicatos y peronismo



 El tema central de este libro, es el vinculo que las organizaciones obreras mantuvieron con el peronismo en los años 1946 al 1976.

Bosquejo histórico del sindicalismo argentino. Composición social del movimiento obrero. Estructura y organización interna de los sindicatos. Funciones de los sindicatos. La acción sindical de la empresa. Realidad sindical y orden jurídico. Dinámica política del sindicalismo argentino.

Consíguelo en :  https://www.abebooks.co.uk/book-search/title/la-columna-vertebral-sindicatos-y-peronismo/author/abos-alvaro/


@nib@l 2021 

jueves, 24 de mayo de 2018

Macri, ¿con o contra el peronismo?


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Macri, ¿con o contra el peronismo?


La gran duda
La gran duda
En el gobierno y entre los simpatizantes de Cambiemos hay un debate complejo que calienta los ánimos. ¿Qué debe hacer el presidente Mauricio Macri con el peronismo en esta coyuntura tan delicada? El oficialismo, ¿debe cumplir con su responsabilidad con, contra o sin el peronismo? Fue elegido en 2015 para gobernar. Y en 2017 fue ratificado en las urnas por lo menos, como la opción menos mala. Respaldo electoral, tiene. Venció al peronismo de Cristina en tres ocasiones consecutivas y en la provincia de Buenos Aires le produjo la derrota más grave de su historia. Con esto quiero decir que ni a Macri ni a Cambiemos les falta legitimidad. Pero también hay que reconocer que más de 12 años de kirchnerato dejaron el país quebrado y fundido, sembrado de bombas de tiempo y que reconstruirlo es una tarea titánica para la cual se necesita del mayor poder político posible. Sobre todo después que la devaluación y la crisis económica demostraron que no es tan fácil quebrarle el espinazo a la inflación y mantener bajo control al dólar y a las principales variables.
 
Nadie habla de cogobernar. El ciudadano puso a Macri en el gobierno y a distintas variantes del peronismo en la oposición. Pero está claro que con el actual gobierno solo no alcanza para afrontar la dimensión descomunal de lo que hay que hacer.
Un gobierno que no tiene mayorías parlamentarias y apenas cuenta con 5 gobernadores podría manejarse muy bien en algún país europeo. Pero en Argentina necesita ampliar las bases de sustentación para rodear de fortaleza a su legitimidad electoral. Es cierto que para hacer una convocatoria a colaborar es un poco tarde. Que el gobierno fue soberbio y autosuficiente en exceso. Debió haber convocado desde la fortaleza. Al día siguiente de Macri presidente o del triunfo en las elecciones parlamentarias. En ese momento el peronismo estaba confundido, en asamblea permanente y casi resignado a perder nuevamente en el 2019. Daban por segura la reelección de Macri y eso hubiera sido un imán poderoso para sumar ministros, asesores, secretarios que le dieran mayor pluralismo y poder territorial al gobierno. Eso no se hizo en el momento en que había que hacerlo y ahora todo es más cuesta arriba. Ahora el gobierno está más débil, sin la reelección asegurada y necesita ayuda para ajustar gastos y recortar beneficios y eso no es muy atractivo para nadie.
Pero no todo está perdido si se hace política con mayúsculas. Si se apela al patriotismo sin mezquindades de ningún lado. Los que tienen la responsabilidad de gobernar están en el mismo barco y pueden sufrir las mismas turbulencias. Los gobernadores y los intendentes del peronismo, seguramente tiene muchos intereses en común con Macri. Hay que explorar cada situación y realizar acuerdos puntuales que beneficien a ambas partes y que se cumplan. No es necesario que nadie pierda su identidad partidaria. Pero conseguir préstamos blandos a tasa baja es algo que se podría gestionar en conjunto, por ejemplo. O aumentar el consumo y la producción y bajar la inflación y el trabajo en negro. O los paros salvajes y los piquetes. Hay un largo menú de temas compartidos que se pueden negociar en común entre gobernantes de distintas camisetas partidarias y eso fortalece la democracia y las instituciones porque se muestran aptas para resolver los problemas concretos de los ciudadanos.
Todos los dirigentes políticos deben tener presente el 2001 y esa consigna terrible de que se vayan todos y no quede ni uno solo. Todas las encuestas demuestran una caída fuerte en la imagen positiva de Macri y sus compañeros de ruta. Pero no hay ningún dirigente que haya aprovechado eso para crecer en la consideración popular. Ojo con esto. Es peligroso que una porción importante de los argentinos exprese su desilusión y su desencanto con“todos” los políticos. Eso lleva al caos y a que tenga chances cualquier experimento antidemocrático y autoritario y potencia a extremistas violentos. El vacío en la política suele ser cubierto por caudillos populistas de derecha o izquierda. Por aventureros irresponsables. Eso dice la experiencia histórica. Por lo tanto creo que la chicana y la venganza nos llevan al precipicio institucional. Y que eso habla de una inmadurez republicana tremenda.
Por lo tanto, no tengo ninguna duda de que el gobierno de Cambiemos tiene que hacer una convocatoria real y no para la tribuna con la mayor amplitud posible. Por supuesto que en ese nuevo contrato democrático de gobernabilidad deben calzarse beneficios, acuerdos y convivencias por seis años o más para que quede comprometido el próximo gobierno que nadie sabe de qué color partidarios va a ser.
Hay un importante sector de la población y de los votantes de Cambiemos que tienen otra mirada. No quieren saber nada con el peronismo. Dicen que todos son lo mismo y que siempre se juntan como en estos días contra el aumento de las tarifas y con demagogia populista para después clavarle un puñal por la espalda al gobierno de Macri como ya lo hicieron con Fernando de la Rua, Raúl Alfonsín, Arturo Frondizi y Arturo Illia. Este razonamiento es respetable porque se apoya en la experiencia histórica y tiene parte de la verdad, pero no toda la verdad.
Creo que es responsabilidad fundamental de todos, aprobar esa asignatura pendiente que tenemos como nación y que un presidente no peronista termine su mandato en tiempo y forma, algo que no ocurre hace 90 años. Por lo tanto sostengo que para salir del feroz populismo autoritario y cleptocrático lo menos lastimados posibles, se necesita una coalición de mayor envergadura y colorido ideológico. No hay que caer en sectarismos infantiles. Hay que abrir las puertas y ventanas del gobierno a todas las figuras democráticas y que tengan algo para aportar desde la excelencia de sus capacidades.
Por supuesto, creo que no hay que caer en ingenuidades. No todos pueden estar en el barco de la recuperación plena de la democracia, la ética y la república. Los culpables de haber producido tanto daños tiene que ser excluidos. No nos pueden dar cátedra y ofrecerse para apagar el incendio que ellos mismos dejaron.
Una cosa es ser amplio en la convocatoria y otra muy distinta es ser suicida. Los corruptos y los golpistas, obviamente, deben quedar afuera. En la otra vereda. Ellos son la plaga que hay que combatir, denunciar y que la justicia se encargue de llevarlos a la cárcel y de que devuelven todo lo que robaron.
Nada se puede acordar con las mafias a las que hay que desarticular. Aquellos que apuestan a defender sus privilegios mediante patotas o aprietes deben ser extirpados del sistema democrático. Hablo de los Moyano, los Pata Medina, los Caballo Suárez. Aquellos que se robaron el dinero y el futuro de los argentinos deben pagar por lo que hicieron. Hablo de Cristina, sus hijos y sus cómplices: De Vido y el cártel de la obra pública, Amado Boudou, Cristóbal y Lázaro o los acusados de conspirar con estructuras violentas y castrenses como Milagro Sala, Fernando Esteche o el general César Milani.
Hay que convocar a todos a la gran épica de refundar la Argentina. Hay que sumar a todos a la tarea de bajar la pobreza y la desocupación a cero. Hay que cortar mucho más grueso de lo que el gobierno está cortando ahora. Un gran acuerdo nacional necesita de todos pero también necesita excluir a algunos: los responsables del desastre, los ladrones y los mafiosos son los enemigos del sistema y de la convivencia pacífica social.
Con todos los hombres de buena voluntad es posible dialogar y llegar a acuerdos de mutua conveniencia aunque sea en algunos temas.
Con los conspiradores no se puede hablar. Tienen que ser castigados con todo el peso de la ley. Así de fácil. Así de complicado.

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@nib@l  2018

viernes, 11 de mayo de 2018

Es el peronismo, estúpido -- Fernando Iglesias





Es el peronismo, estúpido 






La tesis del autor, es que el Peronismo, que en todas sus versiones ha dominado la política argentina en los últimos 70 años, ha destruido la institucionalidad del país y en su lugar ha consagrado la concentración del poder y la corrupción, a través de una política de características nacionalistas, autoritaria y populista.

En esta tragedia vivida por la argentina, los últimos 10 años de kirchnerismo, serían para Fernando Iglesias, la culminación de todos los males que el Peronismo le ha hecho a un país que, por sus recursos y su gente, estaba destinado a tener un futuro de progreso y que, sin embargo, ha caído en un pozo de subdesarrollo, pobreza y corrupción, del cual aún no puede salir.

El peronismo ha infiltrado los sindicatos, la policía bonaerense y gran parte de los actores sociales relevantes, junto con los cuales, a juicio del autor, se ha encargado de derrocar a los dos únicos gobiernos democráticos no peronistas de los años recientes, como lo fueron Alfonsín y De la Rúa, haciendo gala de una de las estrategias predilectas del peronismo: El caos o yo.

Con datos concretos, el autor desmiente todos y cada uno de los mitos que el peronismo ha pregonado en sus años de gobierno y deja al descubierto, la dura realidad de como su sistema político ha terminado destruyendo a la sociedad argentina desde sus cimientos.

Sin duda un libro interesante, escrito desde la trinchera de un reconocido adversario del peronismo, pero que no por eso deja de ser un análisis certero y bien documentado, de las falencias y desastres que el llamado progre-populismo deja a su paso, y del cual el peronismo, es tal vez, su ejemplo más claro.




A causa de innumerables presiones, demandas y/o amenazas de inquisidores digitales (grupos editoriales y sus representantes legales), desde el 13-05-17, me veo obligado a dejar de compartir toda clase de archivos que incluyan e-libros . 


Si algún autor o dueño de derechos, se siente perjudicado por este paupérrimo blog, por favor avísenme y prometo desincorporar sus datos en forma inmediata... GRACIAS.



 @níb@l  2018

sábado, 21 de abril de 2018

Peronismo, Iglesia y pedofilia (I y II) de Federico Andahazi


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Peronismo, Iglesia y pedofilia



Parte I
Parte I

En el comienzo, Juan Domingo Perón se mostraba cercano a los principios morales y políticos del Vaticano y, de hecho, el general tomó como propia la doctrina social de la Iglesia.
«Nuestra política social ha salido en gran parte de las encíclicas papales, y nuestra Doctrina es la Doctrina Social Cristiana», declaró Perón en el 1945.
Sin embargo, la conducta privada de Perón no parecía estar tan en línea con el Vaticano. La convivencia con Evita antes de casarse, las fotos con estudiantes de la UES en la quinta Presidencial y los rumores que abundaban sobre la relación de Perón, ya viudo,con adolescentes hacían que su figura fuese cuestionada desde ciertos sectores.
Pero vayamos más atrás: mientras Perón daba muestras de un catolicismo fervoroso, por otro lado preparaba un nuevo proyecto de Ley de Profilaxis que habilitaría los prostíbulos que él mismo y sus antecesores habían clausurado.
Los «curas peronistas» no sabían cómo justificar ante el obispado el tratamiento de la regulación legal de estos temas. Las presiones de la Iglesia, desde adentro y desde afuera del peronismo, fueron tantas que, finalmente, el Ejecutivo desechó la iniciativa. Sin embargo, a medida que el peronismo avanzaba en otras cuestiones sensibles a la Iglesia, esta relación, tan amigable en sus orígenes, se fue resintiendo.
En todos los órdenes de la vida, pública y privada, los progresos en materia de derechos civiles, laborales y sociales siempre tardaron mucho más tiempo en llegar a las mujeres. Por cierto, la Iglesia fue un factor decisivo para que estos cambios no se produjeran o se retrasaran algunos siglos.
Entre las diversas críticas que recibió el peronismo a lo largo de su historia, se lo acusó de apropiarse de banderas ajenas. Las palabras de Lila Caimari en “Perón y la Iglesia católica” ilustran bien el panorama de aquel momento:
“Parece claro que la trayectoria de Eva Perón tocó numerosos puntos que afectaban a la Iglesia católica. Utilizó al catolicismo como autoridad para la reivindicación de los derechos de las mujeres, se apropió del ámbito tradicionalmente católico de la beneficencia y de las fiestas de Navidad, y comparaba a Jesús con Perón. Su enfermedad provocó multitudinarias misas en las que la jerarquía no tenía ninguna participación, y finalmente, el aparato de propaganda hizo de ella una especie de santa-mártir después de su muerte.”
Por un lado, la apropiación por parte del peronismo de cierta iconografía y liturgia propias de la Iglesia y, por otra, la reivindicación de varios derechos sociales a los que el clero se oponía, hicieron que estas relaciones antes fraternales terminaran por quebrarse definitivamente, al punto de que la Iglesia se convirtiera en un factor determinante en el derrocamiento del gobierno de Perón.
Las leyes más conflictivas y, de hecho, las que deterioraron el virtual frente que constituía el peronismo y la Iglesia fueron tres:
1º- La ley de enseñanza religiosa fue una promesa que Perón cumplió a medias; si bien se sancionó, jamás se implementó de la forma que quería la Iglesia, ya que la Dirección de Enseñanza Religiosa quedó a cargo de funcionarios designados por el gobierno y no exclusivamente del clero. Por otra parte, la obligatoriedad de la «educación higiénica» y el impulso de la educación física y el deporte acercaban a los jóvenes a un terreno mucho menos espiritual que el que esperaba la Iglesia.
2º- Otra medida conflictiva fue la reforma del Código Civil, que abolió la discriminación de los hijos legítimos, ilegítimos y adulterinos. No hay que olvidar en este punto que Juan Domingo Perón era hijo ilegítimo y Evita, lisa y llanamente, adulterina.
Para la Iglesia, la equiparación de los derechos de los hijos matrimoniales y extramatrimoniales significaba la legalización del anacrónico pecado de amancebamiento.
En 1946 el peronismo reemplazó la denominación de «hijos adulterinos e incestuosos» por la de «hijos naturales», convalidó los matrimonios celebrados en el exterior y en 1952 igualó jurídicamente a los hijos legítimos e ilegítimos.
Por último, la consagración del voto femenino impulsado por Evita introdujo otro factor de discordia, no sólo con la Iglesia, sino con los sectores más conservadores de la sociedad. A tal punto que se dio la paradoja de que la Asamblea Nacional de Mujeres presidida por Victoria Ocampo se opusiera denodadamente a la ley de sufragio femenino, haciendo primar su antiperonismo visceral a su larga prédica a favor de los derechos de la mujer.
Así estaba la puja de poder en la Argentina de fines de los años 40 y principios de los 50. La Relación Perón – Iglesia Católica se iba deteriorando día a día, pero todavía faltaba lo peor. Empezaron a conocerse casos de pedofilia primero en el entorno de Perón y más tarde las sospechas recayeron sobre su propia persona .

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Peronismo, Iglesia y pedofilia


Parte 2

Nelly Rivas y las chicas de la UES
Nelly Rivas y las chicas de la UES

Ayer viajamos en el tiempo y nos remontamos 70 años atrás para comprender cómo fue la particular relación de Perón con la Iglesia y cómo ese amor se convirtió en odio.
 
El principio no podría haber sido más auspicioso: en el ´45 Perón se aferraba a la Doctrina Social Cristiana y la curia se abrazaba a Perón. Pero el gobierno peronista siempre se adecuó al viento de la historia y, como una lábil veleta política, tomó decisiones que irritaron a la Iglesia. A estos hechos se sumó la conducta privada de Perón que escandalizaba a ciertos sectores de la sociedad.
La imagen de aquel Perón devoto que asistía a misa y se rodeaba de sacerdotes para inaugurar obras, contrastaba con aquel que se dejaba fotografiar con estudiantes secundarias ligeras de ropa. Todas las versiones sobre las orgías de Perón en la Quinta de Olivos con las muchachas de la UES no hubiesen encontrado ningún fundamento de no haber sido por un escándalo que asomó como un rumor durante el gobierno de Perón y se conoció en detalle luego de su derrocamiento: la relación del presidente con la estudiante secundaria Nelly Rivas.
Juan Domingo Perón tenía cerca de sesenta años y Nelly Rivas era una menor de apenas catorce. A pocos días de la caída del gobierno constitucional, el nuevo gobierno de facto dio a conocer a la prensa las cartas que Perón, a bordo de la cañonera paraguaya en la que huyó, escribió a su amante adolescente. Dos años más tarde, en 1957, fue la propia Nelly Rivas quien publicó en algunos diarios estadounidenses una serie de artículos en los que contaba varias intimidades de esta relación prohibida. En el año 1968 concedió un reportaje a Primera Plana, ilustrado con varias fotos en las que aparecía junto a Perón. En una de ellas se los ve abrazados en el césped revolcándose, literalmente.
De acuerdo con todos los artículos, reportajes y testimonios, Nelly Rivas conoció al presidente durante una de las famosas visitas que hacían las alumnas agrupadas en la UES a la Quinta presidencial de Olivos en 1953. Conocedor de los gustos de Perón, el ministro de Educación, Armando Méndez San Martín, presentó al presidente y a la estudiante. Desde aquel momento se inició una relación acaso muy semejante a la que había mantenido años antes con María Cecilia Yurbel, una jovencita, menor de edad, a la que Eva sacó a empujones de la casa de su futuro marido. No pasó demasiado tiempo desde el inicio del romance hasta que Nelly Rivas se instaló en la residencia presidencial de la avenida Alvear. De la misma forma que se exhibía públicamente con «la Piraña», tal como se la conoció a María Cecilia Yurbel, cuando el entonces coronel era secretario de Trabajo, durante los últimos años de su segundo mandato, Perón también se mostró en varias oportunidades con su «amiguita», sólo que a Nelly no podía presentarla como si fuera su hija, tal como hizo alguna vez con anterior amante. Se los vio juntos y tomados del brazo en el Festival de Cine de Mar del Plata del año 1954, en una pelea de box en el Luna Park, e incluso en algunos ámbitos oficiales. Por supuesto, todos los miembros del gobierno de mayor y menor rango estaban perfectamente al tanto de la relación de Perón con su amante adolescente. De hecho, él jamás hizo nada por ocultarlo. Pero estos escándalos, que irritaban a la Iglesia, fueron apenas pequeños detalles en comparación con lo que se avecinaba.
El romance inicial del peronismo con la Iglesia terminó de manera sangrienta. El 16 de junio de 1955 acaso haya sido uno de los días más trágicos de la historia de nuestro país. Aviones de la Marina de Guerra bombardearon salvaje y cobardemente la Plaza de Mayo repleta de gente a plena luz del día, dejando 384 muertos y cerca de 1.000 heridos. Los aviones que surcaron el cielo sobre la plaza llevaban una frase pintada en el fuselaje:«Cristo vence». El golpe, cuyo, objetivo de máxima era asesinar a Perón, fracasó y los instigadores del bombardeo fueron detenidos. Esa misma noche, en respuesta a la masacre, grupos fieles al gobierno se lanzaron a las calles a incendiar y saquear varias iglesias del centro porteño.
Todo había comenzado el sábado 11 de junio, durante la celebración de Corpus Christi en la Catedral. La ceremonia se convirtió en una multitudinaria manifestación contraria al gobierno. Un grupo de fieles enarboló frente al Congreso la bandera argentina y la amarilla y blanca del Vaticano. Luego de algunas refriegas, apareció quemada una bandera nacional y el gobierno acusó del agravio a los manifestantes católicos. El domingo 12, luego de la misa vespertina, una manifestación peronista atacó la Catedral de Buenos Aires. Otra vez se produjeron enfrentamientos y hubo varios heridos y detenidos. Juan Domingo Perón expulsó del país a monseñor Manuel Tato, obispo auxiliar de Buenos Aires, y a Ramón Novoa, asesor de la Acción Católica. En este punto, ya sin retorno, el gobierno decidió la clausura de todos los locales de la Acción Católica, mientras el ministro de Educación,Méndez San Martín, propuso la expropiación de la Catedral y de la Curia.
El matrimonio entre el peronismo y la Iglesia parecía destinado al divorcio. Pero, como sabemos, la Iglesia se opone al divorcio y muchos años más tarde las relaciones se iban a recomponer gracias a los buenos oficios de un cura de barrio que, sin que nadie lo previera, llegó a convertirse en el Sumo Pontífice.

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@nib@l  2018

jueves, 9 de noviembre de 2017

Peronismo, cerrado por refacciones

Por Sebastian Borenztein
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Peronismo, cerrado por refacciones


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Cuando Moisés guió al pueblo judío en su salida de Egipto, lo hizo caminar por el desierto durante 40 años hasta que todas las generaciones que habían vivido bajo la esclavitud del Faraón se fueron muriendo en el camino. Así Moisés logró que únicamente llegaran a la Tierra Prometida, generaciones de judíos libres. Lo mismo debería hacer el peronismo.

¿Por qué un joven de 20 años, con todas las ganas de militar en el peronismo, tiene que hacerse cargo, por ejemplo, de Amado Boudou? ¿Qué culpa tiene el pibe del mamarracho que hizo el kirchnerismo?

O peor aún, ¿por qué a esta altura del siglo XXI, un peronista flamante tiene que hacerse cargo de los libros de primaria con la cara de Evita en los ´50, de López Rega y los Montoneros en los ´70, de Menem en los ´90 y así sucesivamente con todos los pecados del peronismo hasta llegar a los monstruos más recientes, como por ejemplo… (completar a voluntad, tanto con kirchneristas que todavía andan sueltos, como con aquellos que ya han sido detenidos por la dictadura de Macri gato).

Pensemos: ¿qué clase de peronismo pueden construir hoy aquellas generaciones que, física o mentalmente, siguen entrampadas con Isabel y su Triple A, con Menem y sus indultos o con Kirchner y sus De Vidos, sólo por nombrar algunos hitos imborrables.

Sin duda, hay que liberar al peronismo de su pasado esclavizante. Nuestra democracia no va a funcionar como Dios manda hasta que al menos no haya dos partidos que contengan una buena sarta de dirigentes con ideas distintas, pero con el mismo espíritu republicano.

Por supuesto, abundan los que dicen que uno de esos partidos es el frente Cambiemos y que el otro todavía no existe. O sea, ya salieron los gorilas de siempre a decir, una vez más, que el peronismo se terminó.

Puede ser que se haya terminado el partido peronista, pero lo que seguramente no se terminaron son los dirigentes peronistas. Y en algún lugar hay que ponerlos. Y ya que tenemos al peronismo, ¿para qué vamos a andar inventando un partido nuevo? Acomodémoslos ahí adentro.

El problema es que hoy el partido peronista está muy cascoteado. Los últimos inquilinos que se fueron en 2015 lo dejaron a la miseria.

Eso obliga al peronismo a dos tareas titánicas. Por un lado, un plan integral de refacciones y por el otro, lo más difícil: hay que encontrarles un Moisés.

Si no, la competencia con Cambiemos va a ser muy despareja. Los peronistas traen la mochila muy cargada, mientras que los de Cambiemos vienen livianitos. Es mucha ventaja deportiva.

Ojo, digamos las cosas como son; no es que en Cambiemos no haya impresentables de larga trayectoria. Los hay, y a medida que pase el tiempo y ganen confianza, van a ir apareciendo muchos más. Pero borraron sus pasados. La mayoría tiene los números de chasis y motor adulterados.

Algunos de ellos vienen de la UCR, de la Alianza, de De la Rúa y del Grupo Sushi. Otros vienen de diversas vertientes peronistas, mayormente chamuscados. Nunca falta alguno de la UCeDe. En fin, hay de todo.

Pero Cambiemos es también una formidable máquina de blanqueo político donde nadie tiene que hacerse cargo de casi nada que haya ocurrido algunos años atrás.

Es un partido nuevo, con mucha gente joven pero también con algunos galanes maduros y divas baqueteadas cuyas macanas quedaron en sus partidos de origen y, luego de recorrer el desierto por un rato, entraron a Cambiemos y pusieron el cuenta kilómetros en cero.

En cambio los pobres peronistas, todavía están poniendo la cara por Herminio Iglesias. No terminaron de explicar Gostanián, que ya tienen que estar explicando Moreno. No habían terminado de justificar por qué los Kirchner promovieron la privatización de YPF, cuando ya tuvieron que salir a justificar por qué los mismos Kirchner la estaban estatizando. Es injusto.

Llegó el momento de ponerle más garra que nunca o darle la razón al gorilaje que vuelve a preanunciar el final del peronismo, esta vez de una manera diferente. Ya no por culpa de un nuevo líder republicano ni de un carismático populista que arrastra masivas voluntades.

Según esta teoría, el peronismo habría terminado a manos de un ecuatoriano bajito de pelo negro Albalatex y dos dedos de distancia entre la hebilla del cinturón y el eje horizontal entre pezones, con una fórmula muy sencilla, magistralmente definida por el politólogo Eduardo Fidanza: “Metrobus mata lucha de clases”.

Durán Barba habría convencido a Macri de una estrategia simple: “Mauricio, no te juntes con nadie. Vos sos lo nuevo y los demás son el pasado. Hacé cloacas y dejate de joder”.

¿Así de fácil era el tema? Puede ser, pero por las dudas rearmemos un partido alternativo, no sea cosa que nos volvamos a poner el país de sombrero. En principio, un partido peronista. Después vemos si se nos ocurre algo mejor.

Antes que nada le aggiornaría el nombre. Seguir diciéndole PJ a secas, da viejo. Podría ser “iPj” o “iPerón”. Te da un peronismo más Apple, más innovation. Me parece que eso le sumaría mucha más juventud que seguir cantando la pelotudez de “los pibes para la liberación” con la que ya no engañan a nadie.

Con respecto al contenido, a la hora de reconstruir el peronismo evitaría las definiciones ideológicas. Ya que las vienen evitando hace 70 años, por un par de añitos más que posterguen el debate no va a pasar nada.

¿Con quiénes adentro? Con todos, salvo con la gavilla kirchnerista que todavía cree que el sol gira alrededor de ellos. Hasta que no reconozcan que Galileo Galilei tenía razón, los dejaría en la campana sandwichera.

Sobre todo dejaría afuera a los dirigentes más jóvenes que curiosamente son los que tienen pensamientos más antiguos.

Son mucho más rescatables Filmus, Taiana o hasta Diana Conti que Larroque, Máximo, Vallejos o Wado. Y eso que hay que ponerle mucha onda para pensar en rescatar a Diana Conti. Pero hagamos el esfuerzo.

Además, la diputada saliente declaró que tiene pensado hacer un programa de televisión. Si usted supiera, amigo lector, la cantidad de veces que en mi vida escuché gente decir “me cansé de todo, ahora voy a hacer un programa de televisión”. Es la escala previa al parripollo.

Hay que rescatarla, por el bien de ella y de la televisión. Y si insiste mucho, le daremos una mano con el programa. Ya tengo el título: “Fascistas en el aire” con la conducción de Diana Conti y un panel compuesto por Sabbatella, D’Elía, Recalde (padre) y el tipo de barba candado que lloriquea porque los empresarios kirchneristas lo rajaron de C5N.

Si lo producimos bien, puede andar. Mañana lo llamo al “Chueco”. Sólo por ver a Sabbatella diciendo “Prendete al Trece”, ya vale la pena.

Volviendo al punto, para mí en esta nueva versión del peronismo entran todos. Massa, Camaño, Urtubey, Uñac, Schiaretti, Solá, Bossio, Domínguez, Abal Medina, el Chino Navarro. Bue, ponele a Manzur también. Y agrégale a Randazzo, que tanto aportó a los triunfos de 2015 y 2017. Yo sería amplio.

Finalmente, hay que buscar un Moisés que los guíe. Me gusta más Julio Bárbaro que Pichetto.

Si Cambiemos hace las cosas bien, tendríamos 6 años más de Macri + 8 de Larreta + 8 de Peña + 8 de Vidal (orden alfabético para que no se me ofenda ninguno). Eso te daría 30 años en el desierto.

En esos 30 años, Pichetto se te puede volver a hacer kirchnerista o menemista. Hoy es más importante, pero es más inestable.

En cambio Julio Bárbaro es un sabio patriarca indiscutible. Tal vez el único que le queda al peronismo capaz de llevarlos a la Tierra Prometida. Tiene 75 años, más 30 en el desierto serían 105. Complicado. Pero según el Viejo Testamento, Moisés vivió 120 años, 80 en Egipto y 40 en el desierto.

Le tengo fe. Vamos Julio, un esfuercito más por la Patria, el movimiento y los hombres. Abrazo grande.



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@nib@l  2017