La casa del miedo
Cincuenta años han pasado. Apenas tenía doce años, pero aquello lo marcó para siempre. En lo sucesivo, su madre se referiría a ello como el «desagradable incidente», un tema prohibido que nadie debía conocer y que no se volvería a mencionar. Se aseguraron de que las sesiones con psicólogos y psiquiatras y la precipitada huida del pueblo lo ayudasen a borrar los recuerdos que acaecieron en aquella ciudad, cuando tan solo era un niño.
Ahora, medio siglo después, su mente ha olvidado todo sobre la destartalada cabaña, en las tierras de don Mauro, y lo que sucedió aquella noche. Los años pasaron, estudió en Barcelona, cultivó su pasión por la pintura, desarrolló una carrera de renombre y un feliz matrimonio. Y ahora, con la certeza de que jamás regresará al pueblo, vive una vida feliz en París.
Pero un buen día, el lugar que lo vio crecer durante sus primeros doce años (antes de que sucediese el «desagradable incidente») quiere premiar su trayectoria artística, bautizando un parque en su honor. De esta manera y contra su voluntad, el deber le hace regresar para descubrir que los recuerdos nunca desaparecen del todo. Lo golpean sin escapatoria, y entiende que ha llegado el momento de contarlo. Lo que sucedió, medio siglo atrás, en las tierras de don Mauro, en la vieja cabaña que los niños de aquel entonces habían bautizado como «La Casa del Miedo».
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