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viernes, 7 de septiembre de 2018

El irresistible encanto de lo prohibido, por Federico Andahazi


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“El irresistible encanto de lo prohibido”, 

por Federico Andahazi

La nueva columna del escritor para “Le doy mi palabra”.


Tenemos una suerte de primaverita. Y ustedes saben que estos días, activan los ánimos de varios. La gente, más liviana de ropas, empieza a sentir cosas. Son procesos químicos y psicológicos se asocian cultural y genéticamente con la fertilidad.
Crecen las plantas, crecen la las flores y crecen otras cosas. Entonces, empezamos a pensar menos en el dólar y dirigimos nuestra atención hacia otras cosas más interesante, por cierto. Se acrecienta, por ejemplo el tránsito en los lugares que abren sus puertas a las parejas deseosas de celebrar esta primaverita.
Los albergues transitorios, a ellos me refiero, fueron perdiendo popularidad. En los últimos años cerraron 50, y los que resisten saben que lo que esperan los clientes no siempre es lo que ellos pueden ofrecer.
José Capelo (el que representa a los telos) es el titular de la Federación Argentina de Hoteles de Alojamiento por Hora y secretario general de la cámara en la Ciudad. Capelo considera que el Estado no debería regular el modo en que la gente se relaciona íntimamente. ¿Por qué dice esto?
Porque el… ¡90% de las personas que consultan a los hoteles preguntan si admiten más de una pareja en la misma habitación o tríos!, por ejemplo.
Estas formas vienen del código de “Habilitaciones y verificaciones” promulgado en 1978 durante la dictadura militar. El argumento del sector hotelero es claro: quieren que llegue la democracia a los telos, por decirlo de una manera.
Existió un personaje muy encumbrado que estaba obsesionado con los hoteles alojamiento: “la tía Margarita”. Cuando en 1956 el general Aramburu declaró nula la Constitución de 1949, se topó con el cuestionamiento legal de diversos sectores: ¿cómo un gobierno de facto podía atribuirse la potestad de reformar la Constitución desde el momento en que su autoridad se basaba en la violación de la propia Constitución?
Esto derivó en una crisis con la Corte Suprema de Justicia. Para enmascarar el fraude y vestir este atropello con un manto de legalidad, el régimen convocó a una Convención Nacional Constituyente que convalidara la derogación de la Constitución de 1949. Así, los convencionales deberían ser electos por la voluntad popular. Pero el peronismo quedaba excluido de la posibilidad de ser elegido y de tener representación en la convención.
Desde el exilio, Perón llamó a votar en blanco. La fidelidad al líder fue evidente: en las elecciones del 28 de julio de 1957 el voto en blanco se quedó con la primera minoría superando a todas las fuerzas políticas que se presentaron. Pero pese a todo, continuó proscripto.
Con el Partido Justicialista otra vez prohibido de cara a las elecciones de 1958, Perón negocio un tibio apoyo a Frondizi. A cambio, Frondizi se comprometió a legalizar la CGT y a levantar la proscripción del peronismo.
Con el enorme caudal electoral del justicialismo prohibido, Arturo Frondizi ganó ampliamente las elecciones del 23 de febrero de 1958. Arturo Frondizi asumió la presidencia el 1º de mayo poniendo fin a la dictadura militar de Aramburu. Frente a las tensiones sociales en alza y a las presiones militares, el gobierno aplicó el Plan Conintes (Plan de Conmoción Interna del Estado), un programa que habilitaba a las fuerzas armadas a reprimir huelgas, disolver protestas y detener activistas para que pudieran ser juzgados por tribunales militares.
Frondizi terminó atado de manos por los militares, a punto tal que los sucesivos ministros de Economía, como Álvaro Alsogaray y Roberto Alemann, fueron impuestos desde los cuarteles. Y lo mismo sucedió en otros órdenes de la política. Años antes, el gobierno de facto de Aramburu había declarado inconstitucional el Reglamento de Procedimientos Contravencionales de Perón que otorgaba poderes judiciales a la policía, permitiéndole arrestar a prostitutas, homosexuales o disidentes políticos de manera sumaria. Pero Frondizi, para congraciarse con la Iglesia, anuló aquella resolución reinstaurando la legislación anterior, represiva y retrógrada.
En este contexto, durante la presidencia de Arturo Frondizi se encumbró uno de los personajes más oscuros y patéticos de la historia de los últimos años: el comisario Luis Margaride, un cruzado contra la homosexualidad y el adulterio. Un personaje con ribetes literarios.
Desde la Sección Moralidad el comisario se propuso “exterminar la homosexualidad”. Margaride no sólo organizaba feroces razias en diferentes locales para poner al descubierto y detener homosexuales e incluso parejas heterosexuales por el escandaloso hecho de que se besaran en la calle, sino que fue mucho más allá persiguiendo el santísimo propósito de extirpar el pecado de la ciudad de Buenos Aires, a la que veía como una Sodoma rediviva.
El comisario Margaride solía encabezar personalmente los allanamientos a numerosos hoteles alojamiento; en estos procedimientos, una comisión policial iba forzando las puertas, habitación por habitación, revisando e identificando a los sospechosos que se tapaban con las cobijas. Así, los pecadores sorprendidos debían dar explicaciones a los uniformados y, si resultaban ser adúlteros, eran inmediatamente denunciados a sus cónyuges por teléfono y luego conducidos a una comisaría.
Algunos años más tarde, en 1963, la película La cigarra no es un bicho, una comedia dirigida por Daniel Tinayre, satirizó estos operativos policiales tragicómicos y las contradicciones entre los nuevos vientos de libertad que empezaban a soplar en la década del 60 y el choque con los viejos moldes represivos aún vigentes. A causa de esta mojigatería activa y su puritanismo militante, Luis Margaride se ganó el mote popular de “Tía Margarita”.
El ejercicio de la libertad y el de la autoridad es un equilibrio muy delicado que a los argentinos nos cuesta encontrar. Pero la historia nos enseña un máxima inapelable: si ud. quiere que la gente desee profundamente algo, prohíbalo. Desde Adán y Eva, sabemos que nada seduce más que el sabor de lo prohibido.


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@nib@l 2018