Manual de perdedores
Una joya de Sasturain. Esta novela policial se publicó por primera vez en episodios en el diario La Voz, de Córdoba, y había sido escrita ocho años antes. Es una obra del género negro «a la argentina», ambientada en los días de la dictadura.
No, no vamos a contar la historia de manual de perdedores. Solo Sasturain puede.
Para contar una historia de los días de la dictadura y hacerlo con una voz que no es explícita y que no falsea nada, la realidad solicita desencanto. Y para salvar la experiencia narrativa y el talento de Juan Sasturain, que se atreve a tirar, como una colilla, una desesperada ironía.
Etchenike en acción. El personaje tiene el encanto maduro de los antihéroes de Chandler y de Hammett. Tiene más un sesgo porteño que deja oír en cada una de las réplicas una larga tradición de perdedores con el oro de la última palabra en el puño o en la lengua. Los acontecimientos se precipitan, como suele decir. En Sasturain ni la lucha ni la acción terminan, pero nos reservamos el derecho de decir el subrayado es nuestro. Si el lector es sin duda el que más gana, sacándole a estas historias tan cercanas lustre y placer. Cada una de las escenas, cada una de las respuestas, cada uno de los gestos de Etchenike en este «Manual de perdedores» son cosas que se atesoran en la memoria para ese instante -raro y feliz, uno de los consuelos de lectura- en el que estamos a la altura de nuestros héroes.