Testigo en peligro: Uberti, “el despechado”

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Nos decía Miriam Quiroga (fue la última pareja de Néstor, no la amante, porque el expresidente y Cristina estaban separados) que a Néstor le causaban gracia los funcionarios que pululaban por Presidencia y se hacían ilusiones de enamorar a la entones primera mandataria.

De Oscar Parrilli, Néstor le decía a Quiroga: “Mirá cómo se pone loquito al verla a Cristina”, y lo tomaba a la chacota.

Claudio Uberti era como esos nuevos ricos que se jactaba de utilizar ropa confeccionada a medida con telas carísimas, y de usar calzados y corbatas de lujo comprados en Europa.

Y las contadas veces que estaba frente a Cristina, intentaba un acercamiento aunque la Presi lo detestaba.

Uberti se sintió despechado por las reacciones de la Jefa de Estado que le hacía saber su desprecio por él.

Y un tipo que se sentía Alain Delon y apenas era un corrupto cuatro de copas, ahora no solo confiesa los negocios turbios con Venezuela en los que fue testigo privilegiado, sino que puede contar (si no lo hizo en un expediente separado) la trama secreta de los partícipes en un asunto que puede tener trascendencia de evidente peligrosidad.

Se trata del secreto pacto nuclear que la Argentina mantenía con Irán triangulada en Venezuela.

Y aunque no haya pasado por sus manos, Uberti debe saber los nombres y el tipo de acuerdo que se gestó para que el régimen iraní obtenga los ingredientes de tecnología nuclear que le proporcionaba la Argentina vía Caracas.

Cristina huele que eso puede suceder porqué le dedicó palabras despectivas al funcionario arrepentido. Y lo trató mal en recientes declaraciones.

Conocer esa trama secreta lo convierte en el testigo en peligro más trascendental de todos los arrepentidos.

Y estando despechado porque Cristina no le dio calce en su momento, lo pone en un lugar donde su vida puede estar en serio riesgo.

De eso no se habla en público, pero sí en privado. No es un asunto de dinero sino más peligroso aún, y si no lo cuidan con extrema seguridad… ya se sabe lo que significa la modalidad “que parezca un accidente”.