Los Documentos Que Comprometen A Aníbal Fernández
LAVADO, TESTAFERROS Y EMPRESAS OFFSHORE
¿Qué puedo contar que no haya mencionado ya sobre Aníbal Fernández? ¿Qué agregar a lo ya denunciado a lo largo de tantos años?
Vengo escribiendo sobre él desde que tengo memoria, desde los momentos en los que era peligroso mencionarlo. Cuando las fuentes de información advertían que hablar sobre su persona era “jugarse la vida”.
Mis primeras notas refieren a los albores del kirchnerismo, cuando nadie se atrevía a tanto, ni siquiera Elisa Carrió.
En 2004 escribí mi primera investigación sobre Aníbal, titulada “Drogas en el conurbano”, frase explicativa per se. Hacía menos de un año que Néstor Kirchner había llegado a la Casa Rosada y la luna de miel suavizaba las críticas de los medios hacia el nuevo presidente de la Nación y sus funcionarios-secuaces.
Por ese artículo, el entonces ministro del Interior me hizo una querella penal por calumnias e injurias, que gané en segunda instancia en 2010. Un año antes, en 2009, Aníbal me había hecho otra denuncia similar por vincularlo con la trama del denominado triple crimen de General Rodríguez. Dicho sea de paso, también gané esa querella.
Ello me dio los pergaminos para escribir “La morsa y la fuga”, libro que publiqué en el año 2016, sobre la base de una cuidada investigación que demandó más de una década.
Luego de lo antedicho, pareciera que no tengo más nada que decir, que lo he revelado todo. Pero no, siempre hay algo más.
En esta nota, se mostrarán una serie de documentos, los primeros de una tanda que serán publicados en sucesivas notas y que sirvieron de sostén a este cronista para sustentar algunas de sus notas.
Allí aparecen mencionados dos de los principales testaferros de Aníbal: Daniel Jorge Razzetto y Damián Augusto Elissalt. Este último es de Quilmes, igual que Aníbal —y también Daniel Jorge— y su especialidad es armar sociedades en La Florida e Islas Vírgenes.
Sobre Razzetto escribí en el año 2009, a través de una nota titulada “Un narco en el gobierno”. Allí sostuve que, como presidente del Club Quilmes era “señalado por más de una fuente como supuesto traficante de drogas y a su vez es íntimo amigo del entonces ministro del Interior, Aníbal Fernández”.
Incluso mencioné una sociedad llamada Sifón SA, a través de la cual uno y otro —Aníbal y Razzeto— sabían explotar el Bar Malacara, ubicado en Marcelo T. de Alvear 1.500, de Capital Federal, donde solían encontrarse funcionarios del kirchnerismo en secreto.
En 2012 escribí otra nota explicando que “Razzetto no es cualquier persona, se trata de uno de los testaferros de Aníbal Fernández en empresas offshore junto a otro personaje llamado Damián Augusto Elissalt”.
Lo que quise decir a lo largo de todos estos años está claro: el exjefe de Gabinete del kirchnerismo no solo se vincula al tráfico de estupefacientes, sino que además ha fugado millonadas de dinero producto de esa actividad —y de hechos de corrupción de diversa índole— a empresas foráneas manejadas por los dos mencionados.
A continuación, los papeles. El primero de ellos muestra algunas de las sociedades de Elissalt —léase Aníbal— en Estados Unidos:
El segundo muestra algunas de las sociedades que constituyó Razzetto durante su gestión como presidente de Quilmes entre 1998 y 2006:
Esta es una de las primeras sociedades de Razzetto y Elissalt en EEUU:
Pompano Investments Associates es una de las sociedades más sospechosas, allí aparecen Razzetto y un exfuncionario K llamado Fernando José Horigian, involucrado en causas por drogas y lavado. Por caso, aparece en el escándalo de Juan Suris.
Otro personaje al que debe prestarse atención es Vanina Natalia Lamandia, asesora de Aníbal en diferentes ministerios y también “quilmeña”. Es la hermana de Adrián Fernando Lamandia, de la empresa Novatech Solutions. Elissalt le armó en EEUU y en Islas Vírgenes diferentes offshore.
Una digresión, no menor: Lamandia fue aportante al Frente para la Victoria y algunas de sus sociedades aparecen en los célebres Panamá Papers.
Colofón
Como puede verse, hay mucho para hurgar, solo falta que la justicia se interese en hacerlo. Los documentos están ahí, y las conexiones también.
Si un juez se animara a allanar el estudio de Elissalt, en la calle Lavalle 597 de Quilmes, se sorprendería. Allí no solo aparece evidencia de sobra que compromete a Aníbal, sino también los pertinentes “contradocumentos” que lo vinculan con algunos de sus testaferros.
Lo aquí publicado es solo un anticipo, hay mucho más. En la siguiente entrega, los secretos de Andrea Laura Muñoz, la “prestanombres” que vincula a Aníbal con Ricardo Echegaray y más empresas offshore.
¿Se animará el otrora jefe de Gabinete a desmentir algo de lo aquí publicado? ¿Se atreverá a iniciar una nueva demanda penal contra quien escribe estas líneas? La respuesta a ambas preguntas, es obvia.
@nib@l 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario