Aunque no la veamos, la deuda siempre está !
Por Marcelo Bátiz
Imaginemos que en el informe del clima que todos los días se presenta por los canales de televisión se dijera que si se sacaran los nubarrones que cubren todo el cielo, el día sería espléndido. Parece absurdo, pero eso es lo que periódicamente hace el Ministerio de Hacienda cuando da a conocer el resultado fiscal primario, que no incluye el pago de los servicios de la deuda pública. Como si no existiera.
La cartera que dirige Nicolás Dujovne informó que las cuentas del Estado cerraron con un déficit de $32.495 millones, lo que marcó un baja interanual del 47 % del déficit primario. El informe no hizo mención al resultado financiero —es decir, todo, con el endeudamiento incluido— que fue de $ 61.932 millones, casi el doble.
El viejo truco de priorizar el resultado primario por sobre el financiero excede a la actual administración de Nicolás Dujovne. Por el contrario, todos sus antecesores se valieron de él, para presentar ante el mundillo económico en particular y la sociedad en general números más atractivos, incluso en algunas oportunidades superavitarios. Y todos lo hicieron amparados por el paraguas metodológico del Fondo Monetario Internacional (FMI), que avaló la triquiñuela. Porque como dijo un viejo economista, “si hay algo peor que la burocracia nacional, es la burocracia internacional”.
Pero las “buenas ondas” de un comunicado no sirven para tapar la realidad.
Una realidad, vale decirlo, a la que cada vez cuesta más arribar, dada la opacidad informativa oficial. Esta vez, el comunicado no estuvo acompañado de la tradicional planilla en la que se especifican los resultados del mes y el acumulado en lo que va del año.
Agencia Nuevas Palabras pudo reconstruir las estadísticas entre enero y octubre y comprobó que los números no se compadecen con el optimismo de un comunicado que asegura que “el Resultado Fiscal de octubre confirma que estamos avanzando hacia la solvencia fiscal”.
En los primeros diez meses del año, el déficit primario fue de $ 208.133,7 millones , pero el financiero —el que incluye el pago de servicios de la deuda— ascendió a $ 368.655,1 millones. Los 160.000 millones de diferencia entre una y otra medición son los “nubarrones” del endeudamiento.
Hacienda destacó que “el déficit acumulado en los primeros diez meses del año equivale a 2,5 por ciento del PBI, 0,9 puntos porcentuales por debajo del 3,4 % del período enero-octubre de 2016”. La performance le deja al Gobierno un amplio margen de maniobra para terminar el año por debajo de la pauta del 4,2 %. El último bimestre tendría que ser desastroso para que ese objetivo no se cumpliera.
Pero siempre sin tener en cuenta los nubarrones del resultado financiero. Y si además se incluyera el déficit consolidado de las provincias y el cuasifiscal del Banco Central, los números serían aún más preocupantes, al punto que algunos economistas ubican ese total en el torno del 10 % del producto.
De cara a un mundo que no mantendrá para siempre las actuales tasas de interés, recurrir de manera permanente al endeudamiento no parece una estrategia prudente. Más allá de la buena performance que pueda presentar el resultado primario de turno. Porque, aunque no la veamos, la deuda siempre está (Agencia NP).
@nib@l 2018