¿Gacelas? ¿Tigres? ¿Pulpos? ¿Conejos? El peronismo podría haber elegido cualquier otro animalito para definir a los antiperonistas. Sin embargo les pusieron “gorilas”. Feos, peludos, olorosos, culones, es el mote perfecto. Eso se llama tener talento político.
Frente a otra especie animal, el peronismo no hubiera sido lo mismo. Imaginemos un discurso: “¡¡Por cada uno de los nuestros que caiga, caerán cinco de ellas… malditas ardillas oligarcas!!”. Así, el Movimiento Nacional Justicialista no hubiera llegado a ningún lado.
El término “gorila” fue un verdadero hit en la historia del peronismo. Si bien fue acuñado en 1955 por un antiperonista, Aldo Cammarota, fueron los perucas quienes lo impusieron, demostrando una vez más el ingenio que han tenido estos tipos para mantenerse vigentes a lo largo de 70 años y la creatividad para guionar una historia de novela que ahora promete lo mejor.
Arrancaron en el 45 con Perón y su segunda esposa Evita como protagonistas excluyentes y fundacionales.
Después del golpe del 55 y tras 18 años de exilio, el general Perón vuelve al país en el 73, esta vez acompañado por su tercera esposa Isabelita, y es electo presidente.
Al año muere y lo reemplaza la vicepresidenta que, casualmente, era su mujer. De ese modo, Isabel Perón pasó a ser la primera presidenta constitucional de la Argentina, mal que les pese a los kirchneristas que insisten en decir que la primera mujer en ejercer ese cargo fue la Gran Conserje de la Patria Grande.
En marzo del 76 Isabelita es derrocada. Dos años después se estrena en Londres el musical “Evita” transformándose en uno de los mayores éxitos teatrales del mundo.
Sin embargo, para el espectador extranjero resultaba difícil entender que Isabelita y Evita eran dos mujeres distintas y que habían pasado 22 años entre la muerte de una y la presidencia de la otra.
Uno como argentino entiende todo, pero póngase en el lugar de un noruego, amigo lector. Un general, dos esposas. Una, líder de los descamisados y la otra, Presidenta de la Argentina. No es fácil. Para colmo en la obra también aparecía el Che Guevara. Imagínese a un tipo que vive en Wisconsin, va a New York y entra al teatro. Se divertía, pero no entendía nada.
Lo que para nosotros era normal y parte de nuestra historia, para el resto del planeta era una extravagancia tan fascinante como incomprensible. He ahí el talento peronista. Superados la Triple A y los Montoneros, vinieron Luder y Herminio, más tarde el fenómeno Menem, luego Duhalde y en 2003, cuando la miniserie “The Peronists” parecía agotada, lanzaron una nueva temporada, esta vez protagonizada por otro matrimonio presidencial que vino a proponernos un sueño: alternarse en el poder hasta el check out en el lobby del The Kirchner Hotel Spa & Resort.
Cumplida la primera presidencia, el marido le traspasó la banda a su esposa y luego ésta, habiendo fallecido él, se hizo volver a poner la banda por su propia hija, ante el asombro mundial. Fuera de toda discusión política, como línea argumental es imbatible.
De hecho, los americanos están intentando hacer una remake con Bill Clinton y Hillary, pero a esa historia le falta punch porque entre el gobierno del él y la candidatura de ella pasaron 15 años. Los guionistas le agregaron el personaje de Trump para darle más dramatismo, pero en el fondo no pueden compararse con la magia de los nuestros.
Hoy el peronismo dejó atrás a Perón, a Evita, a Isabel, a Menem, a Kirchner, a Ex Ella y va en busca de su nuevo líder.
¿Sacarán de la galera otra pareja? Derrotados Scioli-Rabollini, se perfila muy bien el matrimonio Massa-Malena y atrás, se arriman los Urtubey-Macedo. Sin embargo, esta vez el liderazgo parece que se recicla por otro lado.
Inspirados por esa creatividad que supo imponer el mote de “gorilas”, el peronismo se ha lanzado a escribir un nuevo capítulo superador. Tal vez, el más audaz de su historia.
Yo se que usted, amigo lector, leyó el título de esta nota y se la ve venir. Me da raro escribirlo. Pero así como durante 18 años todo dependía de los mensajes que llegaban de Puerta de Hierro, hoy en día no hay un sólo peronista que abra la boca sin pensar en la Basílica de San Pedro. Los planetas se están alineando detrás de una idea cósmica. Impensada. Ni al General se le hubiera ocurrido semejante genialidad: un partido político conducido desde Roma por… el Papa!!
No sé si el Compañero Papa lo va a asumir, pero sin duda el peronismo ya ha decidido que quiere ser adoptado por él. Sutilmente lo expresan sus protagonistas. No pasa un día sin que algún dirigente cite una frase papal. Desde la CGT hasta D’Elía y desde los renovadores hasta el kirchnerismo duro pasando por Pichetto, Scioli, Moreno o Domínguez.
Ya nada ocurrirá en el PJ que contradiga al Sumo Pontífice. El que tenga alguna duda, que le pregunte a Aníbal Fernández.
Aquel modelo del General, hoy tiende a replicarse. Las peregrinaciones a Roma equivalen a las de Madrid. Una foto con él, lo vale todo.
Gustavo Vera, como delegado personal, no tendrá la estatura de Paladino ni el carisma del Tío Cámpora, pero con un poco de producción y un cambio de peluquero la puede remontar.
Los cantitos sirven igual. A los sumo habrá que tunear alguna letra.
Che gorila, che gorila, no te lo decimos más en la Piazza de San Pedro, qué de misas vamo’ a dar Se pueden reciclar los de los años 70, como por ejemplo: ¡¡Qué pasa, qué pasa, qué pasa Santidad, que esta lleno de prelados el gobierno popular!!
O el inolvidable: ¡¡Qué linda, qué linda, qué linda la Argentina, con el Hospital de Niños en la Capilla Sixtina Ex Ella y sus monaguillos, que tanto lo insultaron, hoy se cuelgan del estribo papal porque el colectivo peronista ya no les para. Si hace rato que tratan de chorearse al Papa, ¿cómo no iban a intentar chorearse esta semana a Yrigoyen y a Alfonsín?
El último mensaje desde el Vaticano explicando por qué no viene a la Argentina rememoró la vieja tradición de las grabaciones clandestinas. ¿Hay un liderazgo vacante o el tema ya está resuelto con esta jugada genial?
Mientras los peronistas esperan una respuesta de su representante en la Tierra, el Señor desde el cielo le acaba de hacer una caricia a Lilita. Le dio un beso, la abrazó fuerte y la mandó de vuelta 0km para que siga cuidando de todos nosotros.
Bienvenida otra vez a la lucha por la República, cosita linda. Gracias a Dios.
@nib@l 2016