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sábado, 28 de diciembre de 2019

La huida de las ratas -- Eric Frattini




La huida de las ratas  





El Vaticano y España ayudaron a salir de Europa a muchos responsables del genocidio nazi tras la Segunda Guerra Mundial.
El gobierno de Franco y el Vaticano ayudaron a escapar de Europa y de ser juzgados en Núremberg a importantes nazis acusados de genocidio y de crímenes contra la humanidad. Adolf Eichmann, el «arquitecto» del Holocausto, Josef Mengele, el «Ángel de la muerte» de Auschwitz, Franz Stangl, el verdugo de Treblinka, Klaus Barbie, el carnicero de Lyon, John Ivan Demjanjuk, Erich Priebke, Gustav Wagner, Hermine Braunsteiner, Otto Wächter, Walter Rauff, Herberts Cukurs y Erich Rajakowitsch son las «ratas» que escaparon de Europa dejando tras de sí una gran marca de sangre y horror.





A causa de innumerables presiones, demandas  y/o amenazas de inquisidores digitales (grupos editoriales y sus representantes legales), desde el 13-05-17, me veo obligado a dejar de compartir toda clase de archivos que incluyan la descarga de   e-libros . 


Si algún autor o dueño de derechos, se siente perjudicado por este paupérrimo blog, por favor avisenme y prometo desincorporar sus datos, en forma inmediata ... Gracias


 @níb@l  2019

lunes, 3 de junio de 2019

La rebelión de las ratas -- Fernando Soto Aparicio





La rebelión de las ratas  






Si los accidentes en las minas de Colombia ya hubiesen cesado, o si las condiciones bajo las cuales trabajan los mineros no tuvieran el mismo cariz de injusticia y esclavitud desde hace algunas décadas, este libro, La Rebelión de las Ratas, podría leerse a modo de documento histórico. Pero como no es así, como las minas siguen sepultando centenares de hombres por año, hombres pobres, por supuesto, que buscan una forma honrada de sobrevivir, y como las multinacionales explotan hoy con más ferocidad nuestro territorio, pagando miserias a sus “empleados”, y obligándolos a “trabajar” en condiciones infrahumanas; como todo esto perdura, la obra de Fernando Soto Aparicio más que historia, es todavía nuestra realidad.

Es verdad que la novela nos traslada muchísimo tiempo atrás, cuando el paisaje rural de Colombia empezaba a transformarse, y los campesinos, acostumbrados a las faenas del campo, dejaban sus cultivos para alzar las picas en los socavones en donde los extranjeros, con el visto bueno del Estado, buscaban carbón o piedras preciosas. La obra nos remonta a esa metamorfosis del campo colombiano: la naturaleza reducida a la simple explotación industrial, el campesino convertido en obrero; sin embargo, entre aquella época y la que nos ha correspondido a nosotros vivir, no hay muchas diferencias; incluso, la actualidad podría interpretarse como el simple recrudecimiento de todas las crisis que ya desde entonces eran palpables.
plasma la angustia de los mineros colocados frente a una situación totalmente injusta. El minero colombiano devenga un jornal de miseria, mientras se importan extranjeros que reciben sueldos fabulosos. El hombre de esta tierra pierde su derecho a la rebelión y a la protesta, es amordazado, es dominado desde el púlpito por la voz del cura, es asustado desde las oficinas por los invasores extranjeros, es supeditado por el elemento militar que le obliga a hacer lo que no quiere. Y cuando por último el pueblo se quita la mordaza de la resignación, y grita, encontramos que el protagonista, como todos los redentores, muere; pero su idea sigue viviendo, ya que la rebelión, como camino contra la opresión y la injusticia, sigue abierta en los horizontes de América





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