La cima de la colina
A Michael Storrs le aburre la vida convencional de Nueva York, por lo cual se expone al peligro físico: como paracaidista, como surfista, como esquiador, volando en ala delta y lanzándose en caída libre desde un avión. Así, abandona Nueva York y se traslada a una estación de esquí de Nueva Inglaterra -aun a costa de perder a su esposa-, para vivir una existencia más pura y más primitiva. Allí encuentra la excitación que tanto ansia, pero al mismo tiempo ocurren cosas que no había previsto, pues algunas de las relaciones que establece resultan tan peligrosas como el deporte más peligroso.