Las aventuras de Kissinger
Los informes acerca de la vida particular de Kissinger son el resultado de muchas entrevistas y comunicados de prensa. Averigüé que su vida familiar había sido un secreto muy bien guardado. Me trasladé a Alemania para visitar la ciudad en la que había transcurrido los catorce primeros años de su vida en el período comprendido entre el Putsch de la Cervecería de Hitler y la invasión de Austria y Checoslovaquia por parte de éste. Tamicé y descarté toda clase de elementos publicitarios al objeto de autentificar los hechos de los últimos años. Una de las mujeres de Washington con las que salía regularmente le apodó Super-Kraut. Dijo: «Henry está demasiado ocupado para el matrimonio, pero nunca está demasiado ocupado para las relaciones sexuales». Fue una labor complicada, aunque agradable, seguir la pista de las mujeres con quienes ha salido en los años presidenciales separando los encuentros de una sola noche de las relaciones que fueron significativas (y lo siguen siendo). Casi todas las bellezas disponibles de Hollywood deseaban ser incluidas en calidad de una de las mujeres de Henry. Pero pocas lo habían sido realmente. Tras haber seguido la pista a Henry Kissinger desde la mesa de negociaciones a la alcoba y de nuevo a la mesa, he llegado al convencimiento de que es necesario que comparta esta historia con el mundo. Henry Kissinger es uno de los hombres más fascinantes y poderosos de este atormentado planeta. Es algo más que un chiste estremecedor y mordaz el hecho de que un cómico de salón nocturno diga: «¡Recuérdalo! Si le sucediera algo a Kissinger, Nixon sería presidente». Por consiguiente… plenamente convencidos de las implicaciones históricas que de ellas se derivarán, sigamos con Las Aventuras de Super-Kraut.