Sólo un pie descalzo
Hace muchos años, tantos que no vale la pena contarlos, existió una niña llamada Gabriela, que solía perder a menudo un zapato. Solo uno, no los dos,...
Cuando lo perdía, los mayores se enfadaban mucho con Gabriela, y ella se sentía rara y triste, muy triste. Pero un día descubrió que algo muy especial ocurría en esos momentos. Se abría una puerta que solo podía cruzar quien llevara un solo zapato, una puerta que estaba a punto de llevarla a un mundo mágico donde todo era posible.
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@níb@l 2019
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