Los diarios perdidos de Nikola Tesla
Muchos de esos documentos, en cajas que habían quedado en hoteles donde Tesla vivió toda su vida, como el Regis, el Governor Clinton Hotel o el Waldorf Astoria, habían sido vendidos en subasta por parte de los hoteles para pagar los gastos pendientes de Tesla tras su muerte. Tesla nunca se casó ni se compró una casa. Dedicó toda su vida hasta el final a la investigación y vivió en hoteles la mayor parte de su vida.
Alguno de estos diarios ha llegado a conocerse por las personas que tuvieron acceso a aquella documentación.
Escribiendo en Junio de 1902 Tesla a su amigo, Robert U. editor del Century Magazine, Tesla incluyó un recorte del New York Herald sobre Clemente Figueras, un ingeniero forestal en Las Palmas, capital de las Islas Canarias, que había inventado un dispositivo que generaba electricidad sin quemar combustible.
Lo que ocurrió con Figueras y su generador sin carburante no lo sabemos, pero este anuncio en el periódico motivó que Tesla, en la carta que le escribió a Johnson, le dijera que él (Tesla) ya había inventado un aparato así y había llegado a conocer las leyes físicas subyacentes para que su invento funcionara.
A finales del siglo XIX nadie en la elite de Nueva York desconocía el genio de Tesla. La creatividad e intelecto de Tesla atraían a estrellas y celebridades de otras escenas culturales , y entre ellos estaban el escritor Rudyard Kipling, el arquitecto Stanford White, el pianista Ignace Paderevski, el escritor John Muir o el mismo Mark Twain.
Cuando Nikola Tesla murió en el año 1943 con 86 años, muchos de sus inventos y teorías fueron olvidados o pasaron a ser repudiados por la ciencia oficial.
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@níb@l 2019
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