Ni Frankesteines, ni vampiros, ni momias ni lobisomes: del panteón del horror la más española de todas las criaturas es el demonio de cuernos, rabo y patas de cabra. No podía ser menos en esta tierra asolada por veinte siglos de catolicismo riguroso. Miedo de sotana y sacristía, del que remueve las entretelas y ofrece lección moral, tal es la celtibérica costumbre. Traigo hoy un temprano tebeo de terror facturado a comienzos de los años veinte por un autor a quien no consigo identificar, donde campa el demonio a sus anchas en una historia de pactos y almas perdidas de aquellas tan nuestras. La primera ocasión, tal vez, en que Satanás asoma a la viñeta nacional. Entera se la voy a dejar para que la lean les guste o no, que obligado es conocer de verdad las raíces. Más que nada para que luego no vengan demagogos que les inventen otras más a su gusto…
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@nib@l 2014
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