Los cuentos de Canterbury -- Geoffrey Chaucer
De los Cuentos de Canterbury, escritos por Geoffrey Chaucer a finales del siglo XIV, se conservan bastantes manuscritos, aunque ninguno de ellos es anterior a 1400. Tras la primera edición de Caxton (1478), la obra tuvo una enorme difusión por toda Europa. Curiosamente la primera traducción española conocida data de 1920. D espués ha habido otras, elaboradas fundamentalmente por dos traductores. Esta nueva edición recoge el fruto de todas las investigaciones más recientes sobre esta deliciosa obra literaria. La colección de cuentos se vertebra alrededor de una peregrinación a Canterbury. Mediante este artificio el autor nos presenta una variedad de temas, tanto sociales como literarios, que configuran todo un equipaje renacentista que sale del medievo. Comienza con un prólogo que es el punto de partida del camino, donde se congregan los peregrinos que encarnan las diferentes clases sociales del momento. Es aquí, en la Posada del Tabardo, antesala del viaje, donde quedan retratados con gran maestría los que irán al santo lugar. De todos ellos sólo veinticuatro llegarán a contar un cuento bajo el arbitraje, unánimemente aceptado, del Posadero. La estructura de la obra es lineal, un cuento detrás de otro, pero no es recta como no lo es el camino que se hace al cabalgar desde Londres a Canterbury. Se divide en diez tramos que incluyen diferentes relatos, la mayoría de los cuales van precedidos de un prólogo y algunos seguidos de un epílogo. Las peripecias del viaje, como cañamazo para unir los cuentos, afloran cada vez que los peregrinos interrumpen sus historias y dialogan para ayudar a recordar al lector que hay un hilo conductor y una meta a la que llegar. Hasta que interviene el Párroco, desfilan por las páginas de los Cuentos la nobleza, el amor cortés, la religión, las ciencias, el matrimonio, la riqueza y otros aspectos de la vida humana que componen el panorama temático, aderezados de erotismo y humor unas veces, de moralismo otras, y siempre del talento de un creador que supo asimilar la influencia europea de la época –francesa e italiana fundamentalmente– con tal originalidad e ingenio que produce una fascinación de la que el lector moderno no puede sustraer.
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