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A causa de innumerables presiones, demandas y/o amenazas de inquisidores digitales (grupos editoriales y/o sus representantes legales), desde el 13-05-17, dejo de compartir toda clase de archivos que incluyan e-libros .
Aníbal Fuente
Néstor Kirchner fue un animal político descomunal y complejo, que marcó un antes y un después en la historia argentina tanto para los partidarios como para los detractores. Mario Wainfeld se mete en la cabeza de ese hombre para reconstruir, como nadie lo hizo hasta ahora, la forma en que se gestó el proyecto kirchnerista y el camino recorrido hasta el presente. Kirchner, el tipo que supo es el relato de nuestro pasado reciente según la mirada de uno de los columnistas políticos más lúcidos y originales. Wainfeld recupera conversaciones francas con Néstor Kirchner -de militante a militante, de periodista a presidente- y también con su entorno más cercano, y cuenta, con prosa aguda y honesta, la Realpolitik, la cotidianidad de un presidente, mostrando cómo se toman decisiones cuando se controlan muy pocas variables y el riesgo es altísimo. Desnuda así, con su sagacidad habitual para atravesar la superficie de los hechos, las iniciativas más importantes de los últimos años. Pero además de repasar y revisar con visión crítica el núcleo de un proyecto que supo generar fervor popular y enconos virulentos, Wainfeld nos propone pensar el más reciente cambio de pantalla, con el kirchnerismo fuera del poder, porque en la disputa por la resignificación de doce años de gobierno se juega también el rumbo del futuro.
Hugo Moyano inauguró junto a Jorge Triaca un sanatorio de Camioneros
Gesto para bajar la tensión
El ex titular de la CGT aprovechó la ocasión para refrescar su relación con el Gobierno. Mauricio Macri no fue pero envió un mensaje por medio de su ministro de Trabajo. El único triunviro de la central sindical que estuvo presente fue Carlos Acuña.
Hugo Moyano se rodeó del ministro de Trabajo, Jorge Triaca, y el vicejefe de gobierno porteño, Diego Santilli, para inaugurar el Sanatorio Antártida que ya había sido inaugurado en 2009. En aquel año lo hizo acompañado del entonces ministro de Salud, Juan Manzur. En ambos casos, el titular del gremio de Camioneros era, por lo menos, simpatizante del gobierno de turno. En todo caso, el acto de ayer le sirvió al sindicalista para refrescar su vínculo con la administración de Mauricio Macri que se había enturbiado en estos últimos meses. Para que no quedaran dudas el ministro Triaca transmitió el saludo del Presidente: “Sigamos adelante en este camino que le resuelve los problemas a muchos argentinos”, dijo. Toda una señal de amistad que se expresa en momentos en que el gobierno de Cambiemos retrocede en las encuestas tras el ajuste a los jubilados pero que parece no desechar su idea de debilitar al sindicalismo.
En los días previos se había especulado sobre la posible presencia de Macri e incluso de la gobernadora María Eugenia Vidal en la (re) inauguración pero Moyano intentó despejar dudas: “Quiero aclarar que el Presidente y la gobernadora no estaban invitados. Entonces, no digan que yo quiero quedar bien con sultano o mengano. La intención era inaugurar el 15 de diciembre y habían sido invitados, pero esa inauguración se canceló y no se los volvió a invitar. Sabíamos que estaban ocupados”. Lo que no dijo el dirigente sindical es que aquella suspensión se produjo un día después de la violenta represión de Gendarmería a los que protestaban contra la reforma previsional en las inmediaciones del Congreso. El otro detalle es que el camionero definió a las vacaciones de Macri como estar ocupado.
No contento con ello Moyano agregó que “no le suma nada a él (Macri) ni a nosotros tampoco, así que es lo mismo. Nunca anduve detrás de ningún gobierno”, dijo Moyano dejando en el olvido su cercanía con el gobierno de Néstor Kirchner y la primera parte de la gestión de Cristina Kirchner. A los funcionarios de Cambiemos no les agradó mucho esta última frase pero tal vez no se lo reprocharon porque el acto coincidía con el cumpleaños 74 del líder gremial.
Triaca cuidó sus declaraciones pero de todas formas construyó una frase que bien puede ser considerada un anticipo de lo que se viene. Primero dijo que es preciso “salir de las discusiones en la que muchas veces nos entrampamos para pensar en aquellos que necesitan oportunidades para poder crecer”. Luego indicó que “ese desafío implica que muchos nos tengamos que poner las barbas en remojo y plantearnos cómo nos vamos a arremangar y sacar adelante a la Argentina, y lo tenemos que hacer todos juntos”. La referencia a la discusión entrampada bien puede ser la reforma laboral y el recurso del refrán puede relacionarse con la intención del macrismo de impulsar proyectos para limitar las reelecciones en los sindicatos y, sobre todo, imponer las declaraciones juradas a los secretarios generales.
Pero Triaca no olvidó la tregua y aseguró que el Gobierno y los gremios tienen “el desafío” de generar más puestos de trabajo en la Argentina. En tanto Moyano, alineado al espíritu del encuentro, se despegó de los gremialistas con problemas con la justicia al sostener que “no todos los sindicalistas son malos; hay buenos, malos y regulares”.
El acto se hizo con algunas ausencias importantes, como Luis Barrionuevo y, tal vez por una cuestión de conveniencia, Pablo Moyano. Tampoco estuvieron los triunviros Juan Carlos Schmid (de vacaciones) y Héctor Daer (distanciado). Los que sí concurrieron fueron el triunviro Carlos Acuña; el “independiente” José Luis Lingeri; Omar Maturano de La Fraternidad y el jefe del sindicato de Conductores de Taxis, José Ibarra, en representación de las 62 Organizaciones Peronistas.
ASÍ ESTÁ EL SANATORIO QUE INAUGURÓ HACE 5 DÍAS MOYANO
Lo recorrió con funcionarios como si ya estuviera listo, pero todavía sigue en obra y tapiado.
Ya hubo inauguración con bombos y platillos. Hubo torta de cumpleaños con bengala y todo. Discursos y aplausos. Pero el sanatorio Antártida, que el camionero Hugo Moyano exhibió orgulloso el martes ante sus invitados, presenta aún hoy un panorama similar al de los últimos años: con carteles de obra, tapiado y sin ningún movimiento que permita presumir que comenzará a recibir pacientes en los próximos días.
Como solía hacer Cristina Kirchner durante su gestión, con obras que se inauguraban y tiempo después se volvían a inauguran otra vez, el acto en el sanatorio del gremio de Camioneros en el barrio de Caballito pareció haber sido apurado por la coyuntura. Para que coincidiera con el cumpleaños número 74 de Moyano y, tal vez, para dar una señal de fortaleza en medio de una ofensiva judicial contra varios sindicalistas que no deja afuera al ex titular de la CGT y su familia.
De hecho, tal como informó Infobae, la primera vez que Hugo Moyano inauguró junto a su mujer Liliana Zulet el Sanatorio Antártida, en diciembre del 2009, su hijo Jerónimo tenía 11 años (ayer también lo acompañó desde la primera fila en la reinauguración) y él estaba a dos meses de cumplir 66.
Ya entonces colgaba en el centro del hall de ingreso una enorme araña de luces, las columnas estaban revestidas de símil mármol blanco e incluso habían colocado las butacas de cuero blanco en el auditorio donde el secretario general de los choferes de camiones dijo que está entre los sindicalistas "que hacemos cosas". Entonces fue el ministro de Salud Juan Manzur quien le elogió los quirófanos y las distintas salas tras recorrer las habitaciones para más de 300 camas, la unidad coronaria y las salas de terapia intensiva y pediátrica, entre otras.
Sucede que la obra en la avenida Rivadavia al 4900 lleva años. Y en el último tiempo se vieron pocos avances. Por eso sorprendió cuando se anunció la inauguración. Y más sorprende ahora que el panorama siga siendo el mismo que el que los vecinos de Caballito se acostumbraron a ver hace tiempo.
Eso no impidió que Moyano hiciera el martes su puesta en escena. Ante el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, y el vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli, el camionero se encargó de enviarle un mensaje a la Casa Rosada: "Nunca me gustó andar detrás de ningún gobierno", dijo. Y defendió a los jefes sindicales al señalar que "a pesar de todo lo que se dice de la dirigencia gremial, no todos son malos". Un detalle que contó este medio: tuvieron que improvisar una rampa para que pudiera subir Triaca con su silla de ruedas.
En las últimas horas, se conoció un último informe de la Unidad de Información Financiera (UIF) que denuncia "irregularidades en la administración de los recursos" de la empresa Aconra SA, la empresa constructora de la familia Moyano que estuvo a cargo de las obras del nuevo y lujoso centro médico que tendrán los afiliados del sindicato en Caballito. En la presentación se apunta a operaciones por más de 200 millones de pesos que esa compañía -y otras dos de la familia Moyano- realizaron con el gremio de Camioneros.
Sheldon Horowitz, judío neoyorquino de ochenta y dos años, se va a vivir con su nieta y su marido a Oslo después de fallecer su mujer. Obsesionado con la muerte de su hijo en la guerra de Vietnam, su carácter refunfuñón y su negativa a aceptar la debilidad de su memoria se unen a la natural desubicación en la que se encuentra. Una mañana escucha ruidos: una pelea doméstica. Y una mujer y su hijo se refugian en su casa. Un matón intenta tirar la puerta abajo y Sheldon escapa con el niño. Sheldon tendrá que protegerlo como le hubiera gustado hacerlo con su propio hijo.
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