Las maldiciones
Cada hombre, cada mujer, carga con su propia maldición. Hay quienes dedican toda su vida a desbaratarla, a vencerla; son los que se creen capaces de burlarse de ella, poderosos, y así pelean del primer día al último en una batalla absurda, desigual, inútil. Por otro lado están aquellos que no luchan contra su maldición sino que conviven con ella, los que aprenden a llevarla de paseo, como una mochila, intentando que pese lo menos posible; la observan de reojo, la controlan sin combatirla, saben que está ahí, de principio a fin, y aunque se preocupan por que no se ensañe con ellos, le prestan la mínima atención. Pero hay una tercera categoría, la privilegiada, la que integran los que ni siquiera son conscientes de que esa maldición existe.
A causa de innumerables presiones, demandas y/o
amenazas de inquisidores digitales (grupos editoriales y
representantes legales), desde el 13-05-17, me veo
obligado a dejar de compartir toda clase de archivos que
incluyan e-libros .
amenazas de inquisidores digitales (grupos editoriales y
representantes legales), desde el 13-05-17, me veo
obligado a dejar de compartir toda clase de archivos que
incluyan e-libros .
por este paupérrimo blog, por favor avísenme y prometo
desincorporar sus datos en forma inmediata... GRACIAS.
@níb@l 2017