Jezabel
Gladys Eysenach es acusada del asesinato de su presunto amante, un joven estudiante de apenas veinte años, y el caso levanta una enorme expectación en París.
Madura y excepcionalmente bella para su edad, Gladys pertenece a esa alta sociedad apátrida que recorre Europa de fiesta en fiesta. Envidiada por las mujeres y deseada por los hombres, su vida se airea impúdicamente frente al juez: su infancia, el exilio, la ausencia del padre, su matrimonio, las difíciles relaciones con su hija, su fama de femme fatale, su fijación con la belleza y la juventud...
El público, impaciente por conocer cada sórdido detalle, no comprende que la rica y envidiada Gladys, comprometida con un apuesto conde italiano, haya perdido la cabeza por un joven anodino, casi un niño.
¿Quién era la víctima: un amante despechado, un delincuente de poca monta o quizá el testigo incómodo de un secreto inconfesable? ¿Y por qué la acusada insiste en mostrarse culpable y exigir para sí misma un ejemplar castigo?
La vida de Gladys es la historia de la obsesión de permanecer joven para siempre, de la necesidad de que todos los hombres la deseen más que a nadie. Un camino que no se detiene ante la destrucción de las personas queridas, todas al fin testigos de su envejecimiento
Esta novela, publicada en 1936, una pequeña joya que nos hace bajar a los sótanos más peligrosos y oscuros de las obsesiones humanas, allí donde las reinas de la Biblia lucen sus mejores joyas ensangrentadas antes de ser, como la propia Jezabel, comidas por los perros.
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@níb@l 2019