Hija de la calle
Una fría mañana de octubre, Doña Filo halló un cesto frente a la puerta de su casa, en cuyo interior había una niña de escasos días.
El matrimonio adoptó a la pequeña, que desde la infancia fue cuidada por la empleada de la casa, descubriendo ya de mayor que mamá Filo no era su madre biológica, iniciando una lucha constante para averiguar quién era la mujer que le dio la vida.
Jamás pensó en reprocharle nada, sino todo lo contrario, su único deseo era conocer a la mujer que la trajo al mundo, abrazarla y darle las gracias por haberle dado lo más valioso del ser humano, la vida.
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@níb@l 2018