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lunes, 21 de junio de 2021

El hombre que caminaba solo -- Claudio Hernández

     


El hombre que caminaba solo  



Un pasado turbio. María Ángels está postrada en una silla de ruedas y no puede quitarse de la cabeza el recuerdo de la cara de su hija, emergiendo del agua; tomando aire. Una cara que desdibujaba todos los rostros del espanto; sus ojos abiertos. Su boca en una O perfecta gritando a voz en vivo que la ayudaran. Sin embargo, se ahogó. Emilio, su pareja, se tiró al agua, pero solo pudo salvar a su propia hija; Aina. Desde entonces, cada día que amanece es un calvario y cada noche que acecha es un vómito. Treinta años después, en Amer, cuando caen las primeras castañas de los castaños, vienen los asesinatos. Emilio descubre varios dedos adoptando una forma estrangulada, que emergen de unas hojas secas. Los dedos muestran un color purpúreo y el hombre que caminaba solo, desde siempre, coge el teléfono móvil y avisa a la Policía Local. Cuando el coche patrulla con sus brillantes luces azules destellando entre las ramas de los árboles llega, Emilio no recuerda nada. El Alzheimer se le presenta en cualquier momento, pero cuándo está lúcido, regresa el perfil intelecto de su profesión, la psiquiatría, de la que ya no ejerce. Unas horas más tarde, cuando el juez forense levanta el cadáver, descubre que se trata de su hija Aina. Enloquece y sospecha de su hijo; al que abandonó treinta años atrás. Sin embargo, las huellas y el ADN encontrado en el cuerpo de su hija, son de si misma. Y las muertes se suceden alrededor de su familia y todas las sospechas conducen a su hija muerta. Entonces el inspector de Policía Andrés, de pocos modales y gran vicio por el tabaco, toma el relevo de la investigación con su peculiar astucia. Y no es casualidad que el inspector Andrés esté allí.




@nib@l 2021 

domingo, 26 de abril de 2020

El hombre que hablaba serpiente -- Andrus Kivirahk




El hombre que hablaba serpiente  





Unos osos lujuriosos que seducen a las mujeres, un piojo gigante con cierta inclinación por la natación, un sapo volador y una carismática víbora llamada Ints son algunos de los seres que protagonizan las sorprendentes maravillas de este alarde de imaginación que nada tiene que envidiar a los textos de Sjón, Tolkien o Twain. «El hombre que hablaba serpiente» narra la fantástica y conmovedora historia de Leemet, un muchacho que vive en el bosque con su familia de cazadores-recolectores y que es, además, el último hablante del serpéntico, un idioma ancestral que le permite comunicarse con los animales. Lamentablemente, a medida que la gente del lugar se traslada a las aldeas, donde se dejan la vida arando la tierra y comen un pan que a Leemet le parece lo más terrible que haya probado jamás, el bosque se va vaciando y sus últimos habitantes tendrán que encontrar un modo de sobrevivir. Una obra épica que bebe de todas las fuentes imaginables, desde la mitología a las obras contemporáneas de ciencia ficción, y que nos relata los días finales de una fascinante civilización abocada a extinguirse.





A causa de innumerables presiones, demandas  y/o amenazas de inquisidores digitales (grupos editoriales y sus representantes legales), desde el 13-05-17, me veo obligado a dejar de compartir toda clase de archivos que incluyan la descarga de   e-libros . 


Si algún autor o dueño de derechos, se siente perjudicado por este paupérrimo blog, por favor avisenme y prometo desincorporar sus datos, en forma inmediata ... Gracias


 @níb@l  2020

domingo, 20 de enero de 2019

El hombre que dijo adiós -- Anne Tyler





El hombre que dijo adiós 





Aaron parece un hombre cualquiera, acomodado a la rutina del barrio donde vive, ocupado en su trabajo de editor y poco más. Sin embargo, la extravagancia humana suele agazaparse en los detalles: al acercarnos a él, descubrimos que este viudo de mediana edad tiene carácter como para llevar con desenvoltura una malformación física que arrastra desde niño, y no solo eso: puede enfrentarse a una hermana algo déspota e incluso pasear de la mano de su esposa Dorothy, muerta hace unos meses pero viva en su imaginación, tan viva que Aaron se extraña de que los demás no noten su presencia.El rostro de Dorothy, su pelo moreno y mal cortado, su cuerpo desgarbado y su manera tan expeditiva de resolver los asuntos del corazón acompañan a Aaron mientras el hombre se empeña en reconstruir su casa, ahora sepultada bajo un árbol gigante que al caer provocó la muerte de su esposa.Gracias a ese ir y venir de pequeños acontecimientos, que perturban pero renuevan su modo de entender la vida, Aaron descubrirá la manera de decir adiós a Dorothy y de despedirse de ella con las palabras adecuadas.





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 @níb@l  2019