El amor es hambre
Artemisa tiene unos cuatro años cuando sorprende a sus padres haciendo el amor. Ellos la incorporan, con alegría, al goce sensual: lamen su piel ungida con crema y frutas. Al morir sus padres, el padrastro de la niña va guiándola, con amor, sabiduría y sutileza, al encuentro de sus sensaciones, de su erotismo, del goce... cosa que ella siempre le agradecerá, incluso cuando va a verlo al hospital porque él cae gravemente enfermo y es operado hacia el final de la novela.
Artemisa se convierte en una joven liberal, desenvuelta, llena de ansias de explorar, las cuales satisface yéndose a un enclave turístico lleno de playas, sol, amantes y el encuentro con las delicias de la buena mesa. Ahí aprende esos secretos y otros muchos, desarrolla sus talentos, inventa, innova, explora, y eso la lleva a ser una gran chef y a abrir su propio restaurante, llamado Corazón de lobo. Todo esto mientras reflexiona sobre sí misma y sobre sus similitudes con otras mujeres nínficas: Alicia Liddell, Lolita o Caperucita Roja.
Si algún autor o dueño de derechos, se siente perjudicado por este paupérrimo blog, por favor avísenme y prometo desincorporar sus datos en forma inmediata... GRACIAS.
@níb@l 2017