La cruz perdida
En el año 1241 una horda de feroces guerreros se precipita desde las estepas al centro de Europa. Sedientos de sangre y de saqueos, les precede su fama de crueldad: son los tártaros, cuyo nombre ya es sinónimo de terror. Confiado en la ayuda de unas tropas cristianas que avanzan con lentitud, el ejército de Enrique II, duque de Silesia, será aniquilado en la batalla de Legnica, y cuando lleguen sus aliados solo encontrarán ciudades arrasadas y poblaciones que han huido. De regreso de Tierra Santa, Eustachius von Felben, un monje guerrero de la Orden de los caballeros teutónicos, cruza aquellas tierras desoladas. Es un hombre de armas, animado sin embargo por una fe ardiente.
Su misión es escoltar a un mercader veneciano con un importante encargo del doge de Venecia para el Gran Maestro de la Orden y un regalo de valor inestimable: una cruz cuajada de gemas que había pertenecido a Santa Elena, madre del emperador Constantino. Después de casi veinte años de batallas en Tierra Santa, Eustachius tendrá que medirse con otros infieles más peligroso que los turcos o los sarracenos, y que están mucho más cerca de las fronteras del mundo cristiano.