Horas cruentas
El 11 de julio de 1960, Harper Lee publicó su primera novela: Matar a un ruiseñor. El éxito fue instantáneo. Durante su primer año, vendió medio millón de ejemplares. A los dos años, se estrenó la adaptación cinematográfica, que obtuvo tres Óscar. La excelente acogida de la obra desató las expectativas de los lectores y de la crítica por el siguiente libro de la autora. Pero pasaban los años y ese libro no llegaba. Y no se debía a que Harper Lee no lo intentara.
En 1977, Harper Lee viajó a su Alabama natal para contar la increíble historia del reverendo Willie Maxwell. Seis personas de su entorno habían muerto en circunstancias más que sospechosas, pero los investigadores fueron incapaces de probar su culpabilidad. La presencia de Maxwell sembró de miedo y de rumores los alrededores del lago Martin: sus habitantes temían los supuestos poderes sobrenaturales del Reverendo relacionados con el vudú. Hasta que uno de sus vecinos decidió tomarse la justicia por su mano y lo mató en un funeral delante de trescientas personas. Harper Lee entrevistó a muchos protagonistas y emprendió un fatigoso proceso de escritura cuyo resultado nunca llegó a conocerse.
En febrero de 2015, un año antes de que muriera la escritora, se anunció el lanzamiento de un nuevo libro suyo. Pero aquella obra, titulada Ve y pon un centinela, correspondía a un manuscrito entregado a su agente hacía cincuenta y ocho años, antes incluso de que redactara Matar a un ruiseñor. En Horas cruentas, la periodista Casey Cep trenza las historias del Reverendo y del libro inconcluso de Harper Lee. Pero no solo eso. Este libro nos ofrece un viaje fascinante por el sur de Estados Unidos, un magnífico retrato del clima intelectual y político de aquella época, un excelente ejemplo de cómo construir un relato cargado de suspense y un viaje exhaustivo a la mente atenazada de una de las autoras más importantes del siglo XX.