La gobernadora María Eugenia Vidal, que además es la política argentina con mayor imagen positiva por lejos, sostiene que Roberto Baradel y sus muchachos tienen un solo interés: desestabilizarla tanto a ella como al presidente Mauricio Macri.
La información que maneja y su análisis de la situación, la impulsaron a no ceder ante un brutal plan de lucha de los dirigentes que considera claramente extorsivo, desmesurado y que tiene como principal objetivo sembrar el mal humor entre las familias que no van a poder mandar a sus chicos al colegio después de las vacaciones de julio. Baradel, primero lanzó un paro que casi no tiene antecedentes en la historia: 72 horas sin dar clases. Cuando la justicia declaró la conciliación obligatoria, todos los gremios bonaerenses acataron la ley y hoy están en las aulas. Menos el Suteba de Baradel, que inventó una trampa administrativa: CTERA, el gremio a nivel nacional, lanzó con urgencia un paro de 48 horas al que por supuesto el Baradel adhirió, fomentó y encabezó. Argumenta una chicana: que la conciliación era para la provincia y la de CTERA es una medida nacional. Un argumento mentiroso que lo dejó solo haciendo paro y por eso el nivel de acatamiento de hoy fue muy pobre (N. de la R.: Al momento de escribirse estas líneas, Baradel decidió suspender la huelga de 72 horas y los docentes regresarán a las aulas el miércoles).
Es que puso en riesgo a su sindicato porque pueden ser multados en alrededor de 600 millones de pesos.
Ya hubo 12 paros en los colegios bonaerenses. Ya hubo 17 reuniones con el gobierno y 8 ofertas distintas y superadoras.
Esto que pasa es muy malo para todos, pero sobre todo, para los chicos más pobres que con el modelo Baradel ya perdieron 110 días de clases en diez años. Se llenan la boca en defensa de la educación pública y su boicot permanente al mejoramiento de la educación y la capacitación de los maestros, generó una huida masiva hacia la educación privada. Un dato duro: durante el kirchnerismo se fueron 433 mil alumnos de la escuela primaria pública y se sumaron 265 mil a las escuelas privadas.
Baradel y su gente fueron parte de este fracaso brutal educativo que condena a muchos chicos humildes a no progresar y a seguir en la marginalidad. Su cabeza está en otro lado: quiere conducir la CTA unificada y darle alegrías a sus jefes políticos, Martin Sabbatella y Cristina.
Y le aclaro que “los Baradel”, son poco representativos de los 280 mil abnegados docentes de la provincia. Para empezar, la mitad no está sindicalizados. De los 140 mil que sí, en Suteba, el gremio de Baradel, están cerca de 65 mil y encima en las elecciones difícilmente voten más de 15 mil docentes. Por eso nunca informan los números de votos, siempre dan porcentajes. Es decir que Baradel tiene 15 mil votos de un total de 280 mil docentes. Encima viven atados a sus cargos. Y después critican a la burocracia sindical.
Baradel no se pierde una manifestación en contra de Macri ni en contra de todo. Siempre está en primera fila. Tiene asistencia perfecta a todas las marchas. Y prometieron que el conflicto va a crecer.
Todos queremos que los maestros ganen mucho más. Por supuesto. Estoy seguro que no es posible mejorar la educación con docentes mal pagos. Pero tampoco se puede capacitar a nuestros chicos con paros a cada rato y por cualquier cosa. Un paro docente tiene que obligar a reflexionar mucho tiempo antes de ser decretado. Porque 12 millones de alumnos en general y los más pobres en particular, son los más perjudicados. No se puede tomar a los chicos como botín de guerra. Cada vez hay más deserción y ausentismo. Tenemos el calendario escolar para chicos que van a escuelas estatales más corto del planeta.¿Escuchó bien? Nuestros hijos son los que menos días y horas de clase tienen. Los que padecen feriados extra large o ausentismo feroz entre docentes y también entre alumnos y paros que baten todos los records. No existen antecedentes de gremios docentes que hagan tantos días de huelga. Tantos paros y tantos palos en la rueda agotan la paciencia de cualquier padre. Son sindicalistas que defienden más su posición de poder y su carguito sindical que la estrategia de crecimiento educativo para producir una sociedad más igualitaria, para construir ciudadanía y generar mayor inclusión social. Eso no es progresismo. Es conservadurismo corporativo. Estamos tocando fondo educativamente. Le doy los datos más brutales y preocupantes de la herencia kirchnerista de la cual Baradel y Hugo Yasky y varios de sus compañeros fueron partícipes necesarios.
Más del 50% de jóvenes que entran en secundario no lo logran terminar en tiempo y forma. Y de los que van a la universidad solo se reciben 20 de cada 100.
El 54% de jóvenes de 15 años no logra comprender un texto simple.
El 67% de jóvenes de 15 años no logra resolver un problema matemático simple.
Argentina es el país con mayor ausentismo de alumnos de los 65 países medidos. Y sospecho que entre los docentes pasa lo mismo.
¿Se da cuenta? Estamos consolidando un país cada vez más fracturado y desigual. Más pobreza, más exclusión social, más penetración de los narcos y menos futuro. La falta de educación es la madre de todos los problemas, pero que además, se puede convertir en la madre de todas las soluciones.
Se viene una pulseada fuerte. María Eugenia Vidal de un lado y Roberto Baradel del otro. Cada ciudadano sabrá quién le quiere hacer más daño y quien le quiere dar las mejores soluciones al drama educativo. María Eugenia Vidal quiere que le vaya bien a la Argentina y combate contra las mafias policiales, penitenciarias y contra las calamidades de una provincia quebrada que dejó Daniel Scioli. Baradel hizo campaña electoral para la fórmula Scioli- Zannini y quiere que le vaya mal a Macri.
Ya es hora de combatir ese fracaso educativo de esta década aplazada. Ese es un agujero negro en el futuro del país y debemos resolverlo cuanto antes. No es ninguna novedad que nuestros mejores años fueron los mejores años de la educación argentina. Fuimos ejemplo en el mundo. Cuando los maestros y los profesores empezaron a perder prestigio social, o el respeto de los gobernantes, o fueron manipulados por dirigentes sin escrúpulos, la Argentina se vino a pique. Hay que volver a poner de pie a los maestros para que se conviertan en pilares del país que viene. De un país donde un joven tenga más posibilidades de estar en clases o en el trabajo que robando o en la cárcel. Ya en su época, Sarmiento decía que si no se educa a la gente por una razón de estricta justicia, por lo menos, se la debería educar por miedo. Es casi un teorema: lo que se dilapida en educación se multiplica en inseguridad. Un ex ministro dijo que mantener a un chico preso un año en un instituto es más caro que pagar los 13 años de escolaridad.
No hay debate ni desafío más importante. Nuestro sueño colectivo debe ser el de iluminar tanta oscuridad. Convertirnos en predicadores de la civilización contra la barbarie. Hay mucho por hacer. Construir el mismo amor por la libertad que por la ley. Que sean dos caras de la misma moneda. La educación debe ser prioridad nacional. Todos los derechos a los más necesitados y todas las obligaciones también. Para sembrar ciudadanía y recoger una mejor democracia. Por la deserción cero. Más todavía, por la ignorancia cero. Es por nuestros hijos que es una forma diferente de nombrar a la patria que viene. A pesar de Baradel y sus paros jurásicos.
@nib@l 2018