Puerto Trópico
Franz Hall, el antihéroe de esta novela, es un perdedor. Cuando trataba de olvidar el pasado infeliz que dejó en su Norteamérica natal, y sobrevivía como correo de unos traficantes de droga en un país centroamericano, una revolución izquierdista quiebra su frágil estabilidad. De nuevo tendrá que elegir, pero esta vez la huida dejará de ser una opción abierta. Con este esquema clásico, de reminiscencias literarias y cinematográficas evidentes, Barry Gifford construye una novela que participa de las tradiciones del román noir y de la película de aventuras, pero que, sobre todo, es puro Gifford: extrañeza, desencanto neorromántico, análisis de la violencia y de la fascinación ante la muerte, tanto la propia como la que podemos causar a otros. Gracias a la peculiaridad de su mundo, Gifford se ha convertido en un autor de culto. Sus retratos de la pesadilla americana, trazados con una estética que combina el hiperrealismo y el pop con el expresionismo y una vena lírica muy personal, son la principal fuente de inspiración literaria de David Lynch, y han sido acogidos con el aplauso de la crítica más rigurosa en América y Europa.
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